Paúl Carrasco y Félix Hernández (últimos der.) participan de este encuentro en Cuenca. Foto: Xavier Caivinaguaq / El Comercio.
Un grupo de políticos y pensadores de izquierda del Ecuador, Colombia y México hizo una suerte de ‘mea culpa’ en el Encuentro Latinoamericano Izquierda y Democracia, que se realiza desde ayer en la capital azuaya.
La viceprefecta de Azuay, María Cecilia Alvarado (del Movimiento Ruptura), planteó el debate. En su intervención dijo que “hay momentos en los que parece que la izquierda y la democracia son conceptos que entran en conflicto”.
Ella se refirió a que hay problemas de democracia en ciertos gobiernos nacionales y locales de Latinoamérica, que se califican de izquierda. Eso motivó la organización de este encuentro por parte del Gobierno Provincial de Azuay.
El objetivo es buscar soluciones para los problemas que hay en los regímenes progresistas, señaló Alvarado.
El prefecto azuayo, Paúl Carrasco, también se refirió a los problemas en Latinoamérica y los vinculó con los gobiernos que se califican como progresistas. Habló de un freno a la libertad, participación ciudadana, crisis económicas y respecto a otras posturas ideológicas y políticas.
En ese escenario, nueve expositores nacionales e internacionales reflexionaron sobre el rol que tiene la izquierda en la consolidación de la democracia en el continente. Las organizaciones políticas de esta tendencia tienden a defender una superioridad ética, situación que entra en conflicto cuando gobiernan, señaló el expositor mexicano Marco Antonio Castillo, quien es parte de la Fundación para la Democracia de su país.
“La carga ética y moral que pesa sobre un Gobierno de izquierda, que durante un proceso electoral se preció de ser el más apegado a los valores y a los derechos humanos, tiene un fuerte compromiso consigo mismo y con la sociedad”.
Castillo mira a los gobiernos latinoamericanos como referentes, pero también con obligaciones que cumplir. “Los regímenes progresistas tienen muchas victorias que a lo mejor no se perciben (…). Ahora tienen que hacer la diferencia, tratar de no perder la luz una vez que están en el poder”.
El político mexicano Félix Hernández también se refirió al tema y dijo que cuando los grupos de izquierda alcanzan el poder corren el riesgo de olvidar sus prioridades. Eso ocurre, según él, cuando se enfrentan a los problemas concretos de gobernar.
Para Hernández, la democracia en procesos de revolución se consigue “sin perder de vista el interés de las mayorías”. Sin embargo, esa condición genera otro conflicto que, a criterio del pensador mexicano, debe ser resuelto. Se trata de la exclusión de los grupos que pasan a ser la nueva minoría.
“La izquierda tiene que entender que cuando se convierte en Gobierno debe gobernar para todos, incluso para los que pertenecen a las clases privilegiadas”, dijo el mexicano.
Carrasco fue más tajante ayer. Para él, las acciones del actual Gobierno ecuatoriano no son de izquierda. Él está convencido de que es posible sostener los principios ideológicos, pero antes de consolidar un sistema social debe estructurar un modelo económico que genere ingresos permanentes.