9 del Termidor

Los levantamientos populares en los países árabes del norte de África no pueden ser mirados desde la objetividad descriptiva de un relator de hechos. Están en juego principios y derechos fundamentales, que deben ser entendidos a través de un sistema de valores. Según sea el compromiso con esos valores se estará o no en desacuerdo con la intervención militar de una coalición internacional en Libia. Los que colocan al hombre en la periferia del Estado, girando en torno suyo, invocarán la soberanía y la inviolabilidad de su territorio. Defenderán que bajo ningún concepto está permitido el uso de la fuerza contra la integridad o la independencia política de los Estados, quedando reservada a las Naciones Unidas evitar o suspender conflictos armados entres dos o más de ellos, es decir la guerra convencional. Para quienes los derechos fundamentales de la persona están sobre el Estado, hemos de apoyar un orden internacional que los garantice, aceptando la interpretación amplia, que en la práctica ha sido dada, de la Carta de las Naciones Unidas, de modo que el concepto de mantenimiento de la paz y seguridad internacionales comprenda la violación masiva de los derechos humanos, el desconocimiento de la libre determinación de los pueblos y los conflictos armados al interior de los Estados como hechos que pueden ser calificados por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como amenaza a la paz internacional. Y las Naciones Unidas han asumido la responsabilidad de proteger a las sociedades civiles contra genocidios y crímenes de lesa humanidad cuando los gobiernos locales no han sido capaces de evitarlos o han sido su causa. Censurar la acción internacional desplegada en Libia, donde Gadafi masacra a los rebeldes con mercenarios importados, como lo hacen los Cancilleres del ALBA o el señor Chávez, que incluso llega a advertir que de producirse una situación similar en Venezuela también la reprimiría con las armas, es desconocer la Carta de las Naciones Unidas y un derecho internacional que considera legítima la injerencia militar por razones humanitarias ¿Será solidaridad ideológica o será una reacción inspirada en el viejo refrán popular: si ves a tu vecino afeitar, pon tus barbas a remojar?

No deja de sorprender que mientras los pueblos de Egipto, Túnez, Libia y otros países se levantan contra regímenes despóticos y reclaman libertad y democracia, en nuestra región están aceptando un modelo autoritario que va en sentido contrario. La historia también enseña que a los fundadores revolucionarios de “repúblicas de virtud” les llega su 9 del Termidor, cuando caen sus cabezas bajo la misma guillotina que usaron para consolidarse en el poder. Lo que está sucediendo al otro lado del Atlántico debería servirnos de advertencia y lección.

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