La música tropical a alto volumen, las chozas hechas de palmeras en el patio y el aroma dulce de la carne de cangrejo evocan la playa.
TeNGA EN CUeNTA
C-Condem financia este proyecto y la restauración del manglar con el apoyo del Fondo Ítalo-Ecuatoriano.
Los mariscos que se venden respetan las normas de manejo sustentable para conservar las especies.
Info: 2435 639.Solo la torrencial lluvia quiteña y el cielo gris desencajan con el ambiente, pero entonces el plato con el carapacho relleno de cangrejo azul , el jugo de coco y el maduro con sal prieta deleitan el paladar. La carne blanca se deslíe en la boca y el sabor dulce del relleno de plátano es irresistible.
La única diferencia de este menú con uno de la Costa es que los cocineros viajaron hasta la capital para preparar estos deliciosos platillos. Son las 17:00 en el Centro Martín Pescador, ubicado en el norte de Quito (América N34 139 y Rumipamba).
Los miembros de 23 organizaciones de pescadores de segundo grado que integran la Coordinadora Nacional del Manglar (C-Condem) fundaron este espacio en el que comercializan directamente sus productos del manglar. Hasta aquí cada semana llegan conchas, camarones, langostinos, pescados y cangrejos.
Durante toda la mañana del jueves, Neiva Carrasco ‘cangrejeó’, es decir, hundió sus piernas, sus brazos, casi todo su cuerpo en el lodo para recolectar los cangrejos adultos. Deben ser machos, de preferencia, o hembras sin crías, así se evita poner en riesgo la población de cangrejos. Neiva vive en El Oro y es vocera de la Organización de Cangrejeros Amor y Esperanza. El viernes en la mañana llegó a Quito y en la tarde ya golpeaba con un pequeño mazo de madera a los crustáceos cocinados.
Con mucha habilidad extrae la carne de las patas para completar una libra de pulpa que será vendida a USD 12. “Acá pagan mucho más”, dice ella, a quien un intermediario en su provincia le paga USD 3 por una sarta de cangrejos, mientras el centro Martín Pescador vende la sarta al doble.
También explica que esta organización se preocupa realmente de cuidar el ecosistema, pues “sin manglar no hay pan”, dice con su acento costeño. Mientras ella desarma los cangrejos, sus compañeros preparan los cebiches, encocados, caipiriñas y jugos de coco.
Todo esto debido a que a través de este centro la C-Condem se propone tres cosas: mejorar los precios para evitar la intermediación que afecta a los pequeños recolectores, promocionar la cultura de las cinco provincias que poseen este ecosistema (Esmeraldas, Manabí, Guayas, Santa Elena y El Oro) y, especialmente, sensibilizar sobre la problemática ambiental del bosque de manglar que está desapareciendo. Sin este se perdería las especies que habitan en él y que se nos hacen agua en la boca.
“De 368 000 ha de manglar que poseía Ecuador, hoy solo le quedan 108 000”, dice Marianeli Torres, coordinadora general del la C-Condem. Ella explica que estos árboles purifican el agua y la estabilizan: si hay mucha sal el mangle coloca agua dulce y viceversa.
Por ello desde hace 20 años las organizaciones trabajan en programas de rescate y protección. Materializar este centro en el cual promocionan la cultura musical y culinaria era un reto, y pronto tendrán dos centros más en Manabí y Santa Elena. En Martín Pescador hay mariscos frescos, música, baile, cursos de cocina y comida del mar.
Para comprar mariscos se debe hacer pedido los días lunes y martes, a partir del jueves se retira el producto que llega desde las comunidades. El servicio de restaurante está abierto los días viernes y sábado en la tarde y así no solo en el mar la vida es más sabrosa. (ARP)