Si bien el amor es algo maravilloso, en verdad ni siquiera garantiza la felicidad, según comenta Wendy Atterberry, autora del libro ‘The Very Best Webblog Writing Ever By Anyone Anywhere In The Whole Wide World, Vol.1’. Esta escritora de temas relacionados con el amor y las parejas comenta que ha recibido muchas cartas de lectoras que le pedían consejos porque estaban preocupadas de que quizá nunca encontrarán el amor. Frases como “Tengo 27 años y sigo soltera”, o “Estoy a punto de cumplir los 30 y todas mis amigas están casadas”, eran el común denominador de la correspondencia recibida. “Si bien es ciertamente algo natural el desear el amor y la compañía de un hombre así como el sentirse algo frustradas cuando no se lo alcanza, la idea de que se está acabando el plazo para ello, para conseguir marido o al menos un compromiso formal a cierta edad, no solo es a equivocada sino potencialmente dañina”, anota Wendy.
Añade que sí, que el amor es algo maravilloso y que tener una pareja comprometida puede ser algo fantástico y seguro como se comprueba en todas esas película y libros que existen en el mercado, pero, según la autora, definitivamente no es la única cosa de valor en la vida ni lo único por lo que vale la pena vivir. “Caramba, ni siquiera garantiza la felicidad, así que ¿por qué no enfocarse en cosas que podemos controlar y disfrutar la soltería hasta que Cupido te apunte con su flecha?”, sugiere.
Cuenta que ella ni siquiera encontró a su esposo hasta que había pasado los 30 años, edad que según mucha gente es tardía para mantenerse soltera y no se casó hasta que cumplió 33, lo cual para ciertas personas pudiera ser considerado como ancianidad.
“Consideraba que estaba lista para encontrar el amor y hasta para casarme, no porque me sintiera vieja ni porque todas mis amigas estuvieran casadas (no lo estaban) o porque la sociedad me estuviera presionando para que definiera mi estado civil de una vez por todas. Estaba lista porque ya sabía lo que quería para mi futuro y qué quería de un posible compañero, además tenía una vida llena y rica de experiencias, y estaba lista para compartirlas con alguien especial y me sentía preparada para hacer la clase de sacrificios y compromisos que un cambio de estos exige”, anota Wendy.
Entonces ella empezó a hacer cosas que le ayudarían a encontrar la persona adecuada. Hizo un espacio para él en su vida, trató de ser la clase de persona que pudiera atraer a la clase de hombre que ella buscaba y comunicó a su círculo social que estaba lista para dar ese gran paso.
Pero lo que dejó de hacer fue mantener la obsesión sobre cuándo y si sería posible encontrar al príncipe azul.
“No fue un accidente el dejar de obsesionarme con encontrar el amor, fue una decisión deliberada y consciente que tomé meses antes de encontrar a quien es ahora mi esposo, a quien conocí en una cita a ciegas (dejar que mi círculo social me ayudara en ello fue una gran idea)”, comenta la escritora.
Si bien la llegada de su cumpleaños número 30 la estaba volviendo loca y se sentía enferma por no poder celebrar algo que de verdad valiera la pena, estaba también cansada de pensar en que la vida que ella se había creado no era suficiente para ser feliz y que le faltaba algo sumamente importante y grande que validaría todo lo demás. “Fue entonces cuando me di cuenta. Miré a todos mis amigos, la mayoría de los cuales eran algunos años mayores que yo y estaban solteros y se me prendió el foquito: no necesitaba una relación para ser feliz, en verdad eran esos amigos solteros lo que lucían más felices y yo era parte de ese grupo. Pensé en todas las diversiones que habíamos compartido y me di cuenta de que la solería es algo sensacional. Mantuve la esperanza de encontrar el amor eventualmente y quería tener una relación, pero decidí que hasta que eso sucediera (porque para entonces era un tema de cuándo y no de un “si tuviera”) yo iba a disfrutar al máximo mi soltería y aprovechar de todo mi tiempo libre para nutrir las amistades que valoraba tanto”, confiesa Wendy.
Cree que no fue una coincidencia el que tan pronto decidió redireccionar su enfoque de encontrar el amor y transformarlo en la idea de vivir una vida plena, el amor la encontró a ella prácticamente enseguida. Y cuando eso sucedió, honestamente ella se había empezado a sentir tan cómoda con su vida de soltera al punto que, de repente, no estaba totalmente lista para la clase de sacrificios y compromisos que tendría que hacer por el amor.
“La vida me estaba probando, mi amor estaba a una distancia geográfica inmensa, pero lo que aprendí, lo que vale la pena mencionarlo para todos aquellos que están en espera de que alguien especial aparezca, es que cuando el amor llega no es que de repente hace la vida más fácil y que todo sea convierte en algo hermoso atado por una bella cinta. En realidad, algunas veces, el amor en el mejor de los casos (que por cierto cuando es bueno es maravilloso) puede destrozar tu mundo como si fuera un huracán, cambiando y reorganizando las cosas que uno había colocado en su adecuado lugar. Así que cuando te suceda a ti (porque en realidad es un asunto de cuando y no de “si me sucede”), disfruta de las cosas exactamente de la manera en que te gustan porque estarás lista para embarcarte en la mejor aventura de tu vida”, sentencia.