Davos, Suiza, AFP y Ansa
El Foro de Davos bajó ayer la persiana a su 40ª edición sin despejar las dudas sobre la firmeza de la reactivación económica, complicada por los problemas presupuestarios de ciertos países.
Los déficits públicos serán uno de los “mayores problemas” en los “cinco, seis o siete próximos años, según los países”, dijo Dominique Strauss-Kahn, director general del Fondo Monetario Internacional.
Para él, uno de los desafíos más delicados es elegir el momento y el ritmo para desmantelar las medidas excepcionales de apoyo a la economía que dieron los gobiernos para salir de la crisis. “Si salimos demasiado tarde habrá un derroche de recursos y eso abultará la deuda pública y debemos evitarlo. Pero si salimos demasiado pronto, el riesgo es aún mayor”, dijo, evocando una posible recaída en recesión.
Las perspectivas económicas para 2010 apuntan a un crecimiento modesto, pero todavía con riesgos. El FMI acaba de revisar al alza, a 3,9% del PIB (Producto Interior Bruto), su proyección de crecimiento mundial.
“El crecimiento vuelve más rápido de lo previsto, pero no hay que olvidar que este crecimiento es aún demasiado frágil porque una grande parte del mismo está sostenido por fondos públicos y la demanda privada todavía es débil”, explicó.
Otro tema de inquietud y polémica en Davos ha sido la ofensiva contra los bancos para un mayor control de sus actividades, anunciada por el presidente norteamericano Barack Obama la semana pasada y a la cual se sumó en Davos el jefe de Estado francés Nicolás Sarkozy.
Como era de esperar, la mayoría de los banqueros reaccionó de manera virulenta contra este intento de reforzar la regulación del sector para reducir las excesivas tomas de riesgos, responsables para muchos en gran parte de la crisis financiera.
En ese sentido, varios ministros de Finanzas, gobernadores de bancos centrales y banqueros se reunieron ayer en privado para discutir esos proyectos de regulación, lo cual dejó la tarea en manos de los políticos.