Argelia, Reuters
El agricultor argelino Gholam Attia toma un casi translúcido dátil de la variedad ‘deglet nour’, o dedo de luz, de una de las palmeras que crece en su plantación y manifiesta su enfado. “Mis dátiles son deliciosos, saben a caramelo. Quiero exportarlos pero la burocracia es demasiado agobiante”, expresa. “Mire a los tunecinos, ellos están exportando dátiles a todo el mundo. ¿Por qué no nosotros?”.
Su frustración es un ejemplo típico de la economía de Argelia: durante años, los intentos por diversificarse de las exportaciones de petróleo y gas han fracasado por la burocracia y un Gobierno que está fuera de la sintonía con las necesidades comerciales.
Las exportaciones de energía aportan dinero, pero dejan a la economía en un estado de vulnerabilidad por las fluctuaciones de los precios internacionales del crudo y no generan puestos de trabajo para los millones de jóvenes desempleados.
La producción de dátiles -concentrada en la región de Tolga a unos 450 km al sudeste de Argel- es justo el tipo de industria que podría ofrecer una solución. Los agricultores argelinos producen principalmente el tipo de dátiles ‘deglet nour’, una fruta delicadamente sabrosa que alcanza un precio elevado en los supermercados europeos.
Argelia es el segundo mayor productor de dátiles ‘deglet nour’ del mundo, después de su vecino Túnez. Entre ambos producen el 90% de las exportaciones mundiales de esta variedad. Su cultivo requiere de condiciones climáticas especiales, que solo hay en la región de Tolga y en otros pocos lugares más.
No obstante, las exportaciones argelinas son pequeñas. A pesar de producir 500 000 toneladas de dátiles al año, Argelia solo exporta 10 000 toneladas por un valor de USD 50 millones, según muestran cifras del Ministerio de Agricultura. En cambio, las exportaciones de energía alcanzaron un récord de USD 76 000 millones el año pasado.
Argelia podría cobrar más por sus exportaciones de dátiles si se encargara de procesarlos, pero no tiene suficientes fábricas. La mayoría de sus dátiles son enviados a granel a una fábrica de Marsella, donde son envasados y enviados a supermercados.