'Los daños que causó el terremoto en la Costa solo los había visto en películas'

Valeria Anangono, policÍa metropolitana, participó en las tareas de atención a víctimas del terremoto en Jama, en Manabí. Foto: Mayra Pacheco / EL COMERCIO

Valeria Anangono, policÍa metropolitana, participó en las tareas de atención a víctimas del terremoto en Jama, en Manabí. Foto: Mayra Pacheco / EL COMERCIO

Valeria Anangono, policÍa metropolitana, participó en las tareas de atención a víctimas del terremoto en Jama, en Manabí. Foto: Mayra Pacheco / EL COMERCIO

Las secuelas que dejó el terremoto del pasado 16 de abril del 2016, en las provincias de Manabí y parte de Esmeraldas, son comparable con una película de horror para Valeria Anangono. Ella tiene 27 años es policía metropolitana y trabaja en el Grupo de Apoyo a Organismos de Rescate. Pero, en su trayectoria profesional, reconoce que nunca ha atendido algo tan desgarrador.

En esta emergencia a medida que caminaba miraba a varias personas muertas, heridas, niños con lesiones, casas demolidas, vías colapsadas, réplicas del sismo seguidas... Era un escenario duro de afrontar pero ella mantuvo la calma, incluso el llanto, había ido a ayudar a las víctimas de este movimiento telúrico y se concentró en hacer esta tarea.

"El primer día -domingo 17 de abril- que llegamos a Jama, en Manabí, la gente se empezó a acercar a pedir ayuda. Fuimos los primeros en acudir a esta población. Había heridos con lesiones en la cabeza, fracturas en las piernas, en los brazos, en las costillas. En el lugar no había médicos ni atención en los centros de salud.

Por la desesperación algunas personas habían saqueado las casas de salud. Para atender a las víctimas tuvimos que improvisar y atender a los más graves. Luego empezamos a recoger a los fallecidos para llevarlos al estadio de Pedernales.

Hubo una madre de familia que murió junto a tres de sus cuatro hijos. El hijo mayor, un niño de 12, estaba sentado contemplando esta escena frente a lo que fue su casa. Él lloraba aferrándose a una cobija y zapatillas de su hermana de un año y medio. Gritaba ¿por qué a mi mami? ¿por qué mis hermanos?

Él tenía golpes leves, su padre tenía un corte en la cabeza y fracturas en el brazo. Al señor se lo trasladó a un hospital y el niño se angustió más. Nos pedía que no lo alejemos de su papito. Pero requería atención especial. Este caso fue muy triste, impactante. De esta familia solo se salvaron los dos. Fue una coincidencia que ambos no estuvieran en la casa cuando ocurrió el sismo.

Fue duro que el niño se quedará solo. Me quedé pensando que será del futuro de esta criatura. Pensé en mi hijo y me confundí. Creo que una tragedia así es difícil de superarla".

Suplementos digitales