Fabián Melo Moreno
A quien ahora se le denomina Caín se le atribuye un daño irreparable de la imagen de su hermano menor, aunque resulta ingenuo pensar que de acuerdo con sus expresiones y forma de actuar, los contratos adjudicados a sus empresas hayan sido en forma lícita, sin presiones o compromisos con sus amigazos.
Ahora se ha vuelto protector de personajes en aras de combatir la corrupción, qué ironía.
Pero resulta más peligrosa la pérdida de imagen del Presidente, por la poco tinosa ingerencia de los tecnócratas del Senplades que han propuesto leyes que han convulsionado a la República: la ley de aguas, de educación superior, de remuneraciones, de comunicación, de régimen territorial y otras que pretenden desconocer la tradición y el pensamiento de sus actores sin consultarles.
Los ecuatorianos sabemos que de buenas intenciones está empedrado el infierno. El Gobierno solo dura cuatro años. Y si en los últimos 15 años hemos tenido gobiernos malos y pésimos, sin duda no garantizarán las “buenas intenciones” de los tecnócratas.