Andrés llegó a la parte final del curso para ser guía penitenciario y hoy trabaja en una fábrica de bloques. Foto: Cortesía
Son jóvenes de entre 19 y 26 años. Llegaron a la última etapa de selección para ser calificados como guías penitenciarios, pero las aspiraciones se truncaron. El proceso quedó estancado en noviembre del año pasado por falta de recursos para sus salarios.
Solo para este año se necesitaban USD 3,5 millones.
Con el estado de excepción, que está vigente desde el 11 de agosto pasado, la autoridad carcelaria espera que se garantice esos recursos.
Este Diario habló con los aspirantes que superaron las pruebas físicas, psicológicas, médicas y de confianza.
496 fueron sometidos a esos exámenes. Andrés está en la lista. Dice que hoy su día comienza a las 00:30. Trabaja en una fábrica de bloques que funciona en Eloy Alfaro, una parroquia de Latacunga.
Con pala en mano coloca polvo, chasqui y cemento para luego prensarlo. Lleva y trae los bloques y apila.
Cuenta que gana USD 50 a la semana yque el dinero apremia. Con los ingresos ayuda a su hermano que tiene una discapacidad intelectual que se generó por una asfixia durante el parto.
Él esperaba que para estas fechas ya esté incorporado como guía penitenciario y con un salario fijo.
En Salcedo, Édison realiza encuestas. Recuerda que hace menos de 15 días se desempeñaba como albañil. Ese trabajo lo consiguió en junio luego de ser despedido de una productora, que por la pandemia entró en crisis.
Él es periodista por la Universidad Técnica de Cotopaxi y pensaba que tendría trabajo seguro cuando el año pasado conoció que era uno de los elegidos para la última parte del proceso que duró cuatro meses. Conoce de compañeros que renunciaron a sus trabajos, para dedicarse de lleno a sus nuevas ocupaciones, pero a la larga se quedaron sin ingresos.
Tras la suspensión del proceso, Edison (abajo)trabajó como albañil y hoy realiza encuestas. Foto: Cortesía
En Quito, Micaela ayuda dos veces a la semana a su madre que trabaja como empleada doméstica. Tiene un hijo que depende de sus ingresos. Ha dejado de pagar el arriendo por falta de dinero.
Cristina, en cambio, prepara postres que los vende en las calles. Con una parte de los ingresos que consigue paga a su tío, quien le prestó dinero para que se presentara a las pruebas médicas.
Juan es otro joven que buscaba ser guía. Cuenta que consiguió una plaza como repartidor. Su primo le prestó la motocicleta para trabajar.
Todos dan solo sus nombres. Prefieren no mencionar sus apellidos, pues aún tienen esperanzas de que el curso se abra y que finalmente puedan ser guías.
Saben que en noviembre del 2019 todos recibieron dos comunicados. En el primero se señaló que debido a obras en las escuelas de formación, el curso no se iniciaría en esa fecha. Luego les señalaron que estaba suspendido por falta de recursos económicos.
El plan para incorporar más agentes penitenciarios al sistema de rehabilitación arrancó en el estado de excepción, que el Gobierno declaró el 16 de mayo del 2019. La idea fue bajar el déficit de celadores.
Las normativas internacionales señalan que en las cárceles debe existir un guía por cada 10 presos. En Ecuador hay 1 480 para 37 965, según datos de la autoridad del sistema penitenciario.
El titular de la Secretaría de Rehabilitación, Edmundo Moncayo, dice que solo cuando se tenga la aprobación de los recursos se convocará al curso pendiente.
“Estamos haciendo un proyecto para que el Ministerio de Finanzas trate este tema como una inversión”, dice. Hasta la tarde de ayer señaló que no había tenido una respuesta a su planteamiento.
Para él, es fundamental contar con más agentes penitenciarios. “Necesitamos ese recurso humano. Qué sacamos con 100 cámaras (de seguridad) si no tenemos gente que nos ayude a ver qué está pasando”, sostiene.
111 aspirantes a guías presentaron una acción de protección. El recurso fue analizado en una audiencia instalada el 21 de julio pasado.
Fernando Ramírez es el abogado que los defiende. Él sostiene que así buscan continuidad en el proceso y que este se concrete lo antes posible. “Pedimos que Rehabilitación trabaje en un cronograma detallado de actividades”. Esa acción fue aceptada por una jueza, quien dio la razón a los demandantes.