Bolivia, AFP
La Cumbre del ALBA, que agrupa a 9 naciones de América Latina y el Caribe unidas por su política de izquierda, se inicia este viernes en Bolivia, en una cita que planea aprobar una moneda intra-regional, así como fijar posición frente a temas que afectan a la región.
El presidente anfitrión, Evo Morales, recibe a mandatarios, entre quienes figuran el venezolano Hugo Chávez -padre de esta iniciativa-, el ecuatoriano Rafael Correa y el nicaragüense Daniel Ortega.
En cambio no estará el presidente cubano, Raúl Castro, cuya presencia había sido anunciada días antes por Morales.
Primeros ministros y autoridades de Dominica, San Vicente y las Granadinas, y Antigua y Barbuda también llegaron entre el jueves y este viernes a Cochabamba, en el corazón de Bolivia, y a unos 400 km de La Paz, sede del Gobierno boliviano.
El noveno miembro del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) es Honduras, cuyo gobierno actual no es reconocido por el bloque, y que estará representado por Patricia Rodas, canciller del depuesto presidente Manuel Zelaya.
Rodas, a su llegada a Bolivia, dijo que su presencia en la Cumbre es para “promover acciones concretas a fin de consolidar un cerco económico al régimen de facto de Roberto Micheletti para que restituya el orden constitucional en Honduras”.
Mientras tanto, el presidente Correa dijo a su llegada a Bolivia que “aquí estamos para dar un paso más por la integración de nuestros pueblos; por una integración de hermandad, de fraternidad, no en competencia, no de mercado, no de consumo, una integración para construir una sola sociedad, una sola nación”.
La agenda de la cita está dominada por la firma del tratado constitutivo del “Sucre” (Sistema Unificado de Compensación de Pagos Recíprocos) , que tiene el objetivo de sustituir al dólar en el intercambio entre los países miembros.
En primera instancia el Sucre regularía las compras y ventas entre los gobiernos del ALBA, mientras que el reglamento que seguirán discutiendo los países definirá hasta dónde alcanza su aplicación para regular todo el comercio entre las naciones.
Si en lo político el ALBA ha aumentado su influencia en América Latina, en lo comercial el peso de sus economías no es muy grande, con un PIB sumado de unos 540 000 millones de dólares al año, de los cuales 380 000 corresponden solamente a Venezuela, locomotora de esa integración.
El viceministro de Comercio Exterior, Pablo Guzmán, adelantó que los presidentes aprobarán un documento contra el calentamiento global y definirán una posición común de cara a la Cumbre de Copenhague, de diciembre próximo.
Dos temas políticos dominarán la cumbre: los esfuerzos por restituir la democracia en Honduras, así como la autorización de Colombia a EE.UU. para que utilice siete bases militares en su territorio.
“Está prevista la declaración especial sobre la situación de Honduras. Hay un ultimátum para que el presidente Zelaya sea restituido”, explicó el jueves el canciller boliviano, David Choquehuanca.
Sobre el tema colombiano, el jefe de la diplomacia boliviana dijo que habrá un pronunciamiento, aunque sin dar más detalles.
La oposición al uso de las bases militares viene principalmente de Bolivia, Ecuador y Venezuela, que consideran la presencia castrense de EEUU en América Latina como un riesgo para la estabilidad política de la región, mientras Bogotá asegura que ésta se ceñirá a la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.
Bolivia también impulsará un proyecto para la creación de un tribunal de solución de controversias que reemplace al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI – Banco Mundial) .
Paraguay participará como país observador y para evaluar una futura integración a ese bloque, según el vicecanciller de ese país, Jorge Lara.
En paralelo se celebrará un encuentro de movimientos sociales de la región y a cuya la clausura planean asistir el sábado los jefes de Estado.