La noche de este viernes, 8 de noviembre del 2017, llegará al aeropuerto Mariscal Sucre de Quito, el cuerpo de Manuel Yunga Bueno, de 18 años. El ciudadano de Cuenca murió ahogado al cruzar nadando el río Bravo, en la frontera entre México y Estados Unidos.
La Policía de Migración del condado de Webb, en Texas (EE.UU) reportó el hallazgo del cuerpo de Yunga, flotando en las aguas del río Bravo, el 21 de septiembre. La identificación fue posible porque en el bolsillo del pantalón tenía el pasaporte y teléfono celular de donde obtuvieron los contactos de los familiares.
Por eso, el mismo día María Bueno recibió la noticia de la muerte de su hijo por parte de un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores. “Mientras no vea su cuerpo no estaré tranquila”, dijo la madre al tiempo de contar que era su tercer intento por llegar a Estados Unidos, con distintos coyotes y pagando sobre los USD 36 000.
El último viaje lo emprendió el 5 de septiembre desde la parroquia rural de Santa Ana con destino a Perú y de allí voló a México. Manuel Yunga prefirió migrar porque no tenía trabajo.
Desde que supo de la tragedia, Bueno gestionó la repatriación del cuerpo de su hijo. Por la tardanza de los trámites, la familia cuencana pidió ayuda a la organización privada 1800 Migrantes quienes denunciaron la tardanza de los trámites por parte del Estado.
Andrea Ledesma, directora de esta organización, dijo que funcionarios del Gobierno confirmaron a Klever Yunga que el cadáver de su hermano llegará en un vuelo de American Airlines y de allí será trasladado a Cuenca. En Santa Ana, la familia Yunga Bueno tiene listo el altar para su velatorio y el domingo 9 de diciembre sería sepultado.