Cuenca se une a los festejos por su patrimonio inmaterial

La declaratoria de la Unesco al tejido del sombrero de la paja toquilla ayudó a los hogares de las familias de las tejedoras. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO

La declaratoria de la Unesco al tejido del sombrero de la paja toquilla ayudó a los hogares de las familias de las tejedoras. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO

La declaratoria de la Unesco al tejido del sombrero de la paja toquilla ayudó a los hogares de las familias de las tejedoras. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO

Lineida Castillo.
Redacción Cuenca

Este 5 de diciembre del 2014, el Ecuador celebra el segundo aniversario del sombrero de paja toquilla como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Esta distinción fue otorgada por la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

La nominación se dio en función de los conocimientos, prácticas y técnicas ancestrales de esta actividad artesanal presente en las provincias costeras de Manabí y Santa Elena, y en Azuay, en el sur del país, donde se concentra la siembra de la fibra vegetal y las técnicas tradicionales del tejido del sombrero.

En la provincia de Azuay habrá festejos en Cuenca y en el vecino cantón de Sígsig, donde está la más alta población de tejedoras reunidas en varias asociaciones o que trabajan de forma independiente. Pero también hay tejedoras en otros cantones como Chordeleg, Gualaceo, Nabón, Girón

De esta nominación, familias de tejedoras le están sacado provecho. Por ejemplo, en la parroquia rural de Sidcay, al norte de la urbe, desde hace un año 25 mujeres se agruparon en la Asociación Manos Tejedoras. Siempre trabajaron por su cuenta, pero el estar organizadas les abrió mercados para competir, dice Iván Rea, coordinador del proyecto.

La Junta Parroquial tiene identificada a 249 familias que tienen en el tejido una fuente de ingresos para el hogar. Por eso, esta institución desarrollo el proyecto que busca de a poco ir integrando a más familias. Las socias recibieron capacitación del Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares y del Ministerio de Productividad en tipos de puntadas, acabados, combinación de colores, presentación…

Teresa Yauricela tiene 70 años y a los siete años su madre le enseñó a elaborar este accesorio. A su vez Yauricela transfirió sus conocimientos a su hija María Cajamarca, de 30. Como esta familia, el tejido de la paja toquilla es una tradición que se hereda y cada generación impone sus creaciones.

Por ejemplo, antes el sombrero de paja era sencillo y con un cinto en la copa, y la exclusividad dependía de la finura del tejido. Pero ahora hay una vistosidad de combinaciones en las puntadas, colores y diseños que los vuelven atractivos para cualquier cliente. Por eso se puede encontrar sombreros desde USD 12 y sobre los USD 100.

Dora Orellana es otra de las socias. Ella contó que la declaratoria dignificó y mejoró la economía de las familias. Por ejemplo, mencionó que antes de estar organizadas elaboraba un promedio de 10 sombreros por semana y los vendía a USD 7 a los comercializadores. Ahora el sombrero más económico lo vende a USD 15. Como asociación ya recibieron el primer pedido de 50 sombreros para un cliente de Estados Unidos.

Por el empeño y el trabajo desarrollado por las mujeres, el Municipio de Cuenca le entregó un espacio provisional a la Asociación Manos Tejedoras en la renovada Casa del Sombrero, ubicada en la calle Rafael María Arízaga, al norte de la urbe. En ese espacio comercializan sus productos como sombreros, carteras, paneras…. Elaborados con esta fibra vegetal.

En ese sitio, este 5 de diciembre se centrará las actividades culturales y artísticas por el segundo aniversario de patrimonio, explicó María Augusta Lloret, administradora del inmueble patrimonial.

De 10:00 a 22:00, varias artesanas de asociaciones de Cuenca y Sígsig tejerán, exhibirán y comercializarán sus productos. También habrá una tarde y noche cultural con música y danza.

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