En una embarcación robada, el 11 de octubre de 1965, 17 cubanos arribaron a Cayo Hueso, en Miami, Estados Unidos. Ellos fueron a penas un puñado de los miles de isleños que ante el primer ofrecimiento del gobierno castrista de permitir que quienes así lo quisieran salgan de Cuba, tomaron una embarcación rumbo a Miami.
Mientras las autoridades estadounidenses procuraban -con poco éxito- evitar una avalancha de exiliados, los cubanos que se exiliaron en los primeros meses del gobierno revolucionario de Fidel Castro, organizaban desde Miami la llamada ‘Armada de la Libertad’, mayoritariamente conformada por embarcaciones privadas, algunas de ellas incluso robadas (y devueltas tras la operación).
En septiembre del año 1965, las guerrillas campesinas anticomunistas que operaban en mayor o menor escala, ya desde 1959 se encontraban prácticamente diezmadas, solamente quedaba uno que otro guerrillero campesino disperso por las montañas. No obstante, en esa fecha el descontento de los cubanos crecía constantemente, y decenas de miles lo que deseaban era abandonar la isla. Como los vuelos hacia Estados Unidos estaban suspendidos desde la Crisis de los Cohetes (octubre 1962), el único medio de los que no conseguían visa para España, México u otro país, era escapar en avionetas o en lanchas, y de esta manera, los cubanos constantemente llegaban a territorio estadounidense.
Así las cosas, ante una creciente presión ciudadana opositora interna, Castro anunció que abriría el puerto de Camarioca en Matanzas, para que los residentes cubanos (exiliados) en Estados Unidos le escribieran al Ministerio del Interior y viajaran a dicho puerto a buscar a sus familiares.
Testimonios de gente aseguraban que al menos unas 500 embarcaciones (de todos los tamaños) estaban listas para zarpar rumbo a Camarioca; sin embargo, las autoridades estadounidenses no autorizaban su salida. Clandestinamente lo hicieron.
Los jóvenes no podían salir
Quienes tenían entre 14 y 26 años estaban impedidos legalmente de salir de la isla, pues estaban en la edad de formación militar. Entre quienes se exiliaban voluntariamente en Miami, corrían las historias de familias que tuvieron que llevar a escondidas a sus hijos que estaban entre estas edades o incluso enfrentarse con las autoridades y, por la fuerza, lograr que sus hijos se embarquen.
Aquellos cubanos que no tenían familiares en el exilio que los fueran a buscar, se lanzaban al mar por los medios que encontraban, y algunos fueron rescatados en aguas de las Bahamas, el Golfo de México, etc. El éxodo de Camarioca terminó oficialmente el 3 de noviembre y unas 2 000 personas se quedaron esperando salir en el puerto.