Redacción Santo Domingo
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Hoy, Mariludy Godoy Hurtado, una afroecuatoriana de 34 años, debía cumplir dos años en su nueva casa de madera. Pero un alud cayó sobre su humilde vivienda. Por poco mueren ella y sus tres hijos menores de edad.
Bajo el barro quedó su cocina y una pequeña nevera que compró a plazos, que aún no termina de pagar. Además, los uniformes y los útiles escolares de sus hijos. También se destruyeron las camas, muebles…
Los miembros de los organismos de socorro evacuaron a esta familia. La llevaron a las oficinas del Subcentro de Salud. Ahí permanece junto a otras tres familias que vivían al borde de una pendiente, en el barrio 9 de Mayo, en el mismo sector de Godoy.
La mujer permanece acostada en una colchón. No se puede mover, porque tiene una lesión en la pierna izquierda. Los médicos del Hospital
Gustavo Domínguez le dijeron que regresara el 4 de enero para colocarle unos tornillos en los tobillo.
El derrumbe ocurrió en la noche del pasado 24 de diciembre. Godoy preparaba una modesta cena navideña en la cocina de su hogar. “Escuché un fuerte ruido y la casa se me vino encima, quedé enterrada hasta el pecho”, relata.
La familia gritaba pidiendo auxilio. “Mi hija Mayra (16 años) quedó con las piernas enterradas. Brew (14años) quedó bajo las tablas y el lodo”, relata.
Ayer, sus amigos y parientes, con martillos, serruchos, palas y pico trataban de recuperar las tablas y el techo metálico que quedó después del aluvión. Kléber Moreira y Jaime Méndez ayudaron a esta tarea. El viento fuerte en el sector aún despegaba las hojas de zinc de la humilde vivienda.
Entre tanto, Luis Mendoza, esposo de Godoy, regresó a su trabajo. Él comercializa artefactos eléctricos como planchas, batidoras y licuadoras. Con estos ingresos mantiene a su familia.
El jefe del hogar es nativo del sector de La Bramadora, en Manabí. En cambio, ella vino desde el sector de Las Palmas. Desde hace 16 años vive en Sto. Domingo.