Redacción Cultura
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En uno de los capítulos más divertidos de ‘Los detectives salvajes’, de Roberto Bolaño, aparece un crítico español quien se bate a duelo con uno de sus personajes, Arturo Belano.
HOJA DE VIDA
Ignacio Echevarría
Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona. Trabaja como editor literario, profesor, conferenciante y articulista.
Ha impartido talleres de crítica en España y Latinoamérica. Roberto Bolaño lo nombró encargado de la edición de sus libros póstumos. Tiene sus columnas en El Mercurio, de Chile, y en El Mundo, de Madrid.
Ese crítico fue tomado del molde de Ignacio Echevarría, uno de los críticos literarios de prensa más renombrados de España. Él estuvo en Quito para la Feria del Libro.
¿La crítica es literatura?
Yo he sido siempre un crítico de prensa, que es un género muy determinado de crítica. Yo hablo más bien de reseña, que es un género menor de la crítica, y que es muy influyente. De hecho, es el único influyente…
¿Cuál es su influencia?
Es un servicio público, una tarea de orientación dentro de una oferta indiscriminada de libros que nadie puede asumir. Un crítico tiene la función de orientar a un lector en lo que debe leer y en lo que no.
Esa parte última, ¿le ha traído problemas?
He chocado con algunos que dicen que hay que promover la lectura y, por tanto, hablar mal de los libros es un mal asunto. También hay otras cosas. De hecho yo trabajé en el diario El País
por 15 años y me fui de allí por una crítica negativa a un autor del grupo del diario.
¿Cómo lo tomó?
La primera obligación del crítico es conocer el terreno en el que juega y ser consciente de sus límites. No me sorprendió.
¿Es necesaria la crítica?
Es tan necesaria la recomendación de un libro como la disuasión de otro que, quizá por haber ganado premios o por ser objetos de campañas publicitarias o por haber sido escrito por gente famosa, se venden.
¿Pero lo que hace Ud. es literatura o periodismo?
Frente a la idea, bastante común, de que la crítica es un género de la literatura, para mí el reseñismo literario es un género del periodismo. Es un género bastardo entre la crítica literaria y el periodismo pulido.
¿Tiene ambición literaria?
Me planteo la crítica sin ninguna ambición literaria y, en tanto es un servicio público, debe estar sujeta a unos requerimientos de contundencia, de claridad, de radicalidad… En las 30 ó 40 líneas que tiene un reseñista para hablar de un libro de 400 ó 500 páginas y que ni siquiera será leída cabalmente, el lenguaje no podrá ser demasiado refinado…
¿Pero cómo hacer periodismo sin objetividad?
No es neutral, no es objetivo. Pues eso mismo lo hace incómodo. Pero, ojo, un crítico de periódico no es un opinador.
¿Entonces?
El crítico hace un esfuerzo no desde su gusto personal sino desde un sistema de valores estéticos, éticos, culturales, ideológicos si quieres… pero en todo caso valores que lo trascienden.
¿No es cuestión de gustos?
La categoría de gusto es muy problemática. La crítica no trabaja desde allí sino desde el gusto colectivo, de la época. Tal vez exista un libro que toque cuestiones sensibles para un crítico, para su biografía o su emotividad, pero luego, a la hora de hablar de ese libro, el crítico está obligado a decir si es malo o bueno.
Pero si no habla desde sí mismo ¿desde dónde?
No lo sé. Habla desde una especie de construcción rara que él se hace entre un sistema de valores colectivo en el que cree.
¿Cuál su función?
Construir una comunidad de lectores. El crítico intenta convertir al libro en un objeto de reflexión colectiva. Si hablo solo de lo que me ha dicho a mí mismo un libro, eso no le sirve a nadie.
¿El crítico tiene poder?
No. Un crítico de prensa si no pasa a otras cosas (y yo no lo he hecho) tiene un poder muy efímero y muy secreto. En todo caso es un poder bien miserable, es el poder de hacer daño.
¿Y el de hacer reír?
La crítica destructiva siempre será 100 veces más divertida que la crítica constructiva y 100 veces más recordada.
Pero tendrá alguna nobleza su oficio ¿no?
Por lo único que le cabe ser recordado a un crítico es por hablar bien de aquello sobre lo que nadie ha hablado. El gran crítico es quien reconoce, cuando sale, lo que es radicalmente nuevo.
¿Como, en su momento, la obra de Roberto Bolaño?
Fui uno de los primeros en hablar de sus libros, es verdad. Y tuve la ventaja de que nos hicimos muy amigos. Mientras fui amigo de Roberto nunca imaginé, como él tampoco, la dimensión de lo que iba a ser.
¿Supo en aquel tiempo que Bolaño sería Bolaño?
Uno nunca convive bien con lo grande. La fama y la importancia de Roberto es totalmente merecida. Roberto construyó un nuevo paradigma de ser un escritor latinoamericano.
¿Qué opina del capítulo de ‘Los detectives salvajes’ en el que sale usted?
Luego de conocerlo me dijo: ‘Estoy escribiendo una novela en la que sales tú’. Me dijo que me enviaría el capítulo. Cuando lo leí, me divertí mucho pero le contesté que allá él si pensaba que
alguien lo entendería. No hubo ninguna anécdota previa.