De la crisis, otra oportunidad

Más allá de los hechos incontrastables sobre la culpabilidad de los anteriores y el actual Gobierno en la situación del sector eléctrico, creo que positivamente de esta crisis hay que aprovechar la oportunidad, sacar lecciones y concienciar todos sobre los cambios estructurales de conductas y comportamientos de los ciudadanos. No solo el ahorro de la energía es vital. Tener convicción de la importancia de cuidar y preservar a rajatabla estos recursos preciados. No desperdiciar como generalmente se hace. Lastimosamente no existe conciencia ni responsabilidad social. Se desperdicia el agua, se consume en exceso la energía en el sector público y también particularmente. No hay conciencia en la administración de la basura. Es decir, hay un problema cultural.

Esta crisis eléctrica también permite tomar los correctivos para no volver a caer en lo mismo. Existen tantas evidencias –pruebas documentales y testimoniales, confirmadas por autoridades y ex altos funcionarios de esta administración- que demuestran la responsabilidad del régimen. Cierto es que en los gobiernos anteriores hubo irresponsabilidad al no sentar las bases de soluciones estructurales y haber demorado tanto los grandes proyectos, lo que sí ha enfrentado y desarrollado el actual Régimen. El caso de Mazar.

El ex ministro de Electricidad, Alecksey Mosquera, admitió en Ecuadoradio que en su tarea tuvo detractores dentro del Gobierno y fuera de él para agilizar estas acciones y enfrentar la crisis que se veía venir. El actual representante personal del presidente Correa al Conelec y vicepresidente del organismo, Édgar Ponce, exhibió el plan institucional y las recomendaciones que hiciera en 2007 al ministro Mosquera para generar al menos 300 MW adicionales, pero no se acogió ni se trabajó. La injerencia política  ha hecho más daño al sector. Ponce denunció las irregularidades en el plan de compras de los focos ahorradores que dirigiera Mosquera y se quejó que de los más de 2 millones de focos que se adquirieran y se entregaran a las empresas eléctricas no funcionaron bien y se quemaron a los 2 meses.

El problema va mucho más allá: en este Gobierno se aprobó la Agenda Energética 2007-2011 Hacia un sistema energético sustentable, a cargo del entonces ministro de Energía, Alberto Acosta, y el soporte del técnico Arturo Villavicencio, en donde también se advierte la fragilidad del sistema de generación eléctrica, con cuadros del comportamiento y la alerta por las proyecciones de Paute. Se establecía la necesidad de construir inmediatamente nuevas plantas térmicas con un potencial de 382 MW para enfrentar los estiajes y cubrir la demanda pico. Se preveía el concurso del sector privado para la generación de electricidad, pero las recomendaciones no se acogieron y allí están los resultados.

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