Activistas libaneses tratan de quitar el alambre de púas que bloquea la entrada al Palacio de Gobierno del Líbano durante una protesta en contra de la crisis de la basura en Beirut el 23 de agosto de 2015. Foto: EFE
La crisis de la basura se agravó aún más este domingo en Beirut donde nuevamente estallaron enfrentamientos entre la Policía y manifestantes, provocando más de 70 heridos y acentuando la presión sobre el gobierno libanés, paralizado por profundas divisiones internas.
Al día siguiente de otros choques que provocaron al menos 16 heridos, se registraron nuevos actos violentos sobre el final de la jornada dominical, cuando una aglomeración de personas denunciaba lo imperioso para que el gobierno encuentre una salida a la crisis de la basura doméstica, que invade las calles desde hace semanas.
Según el secretario general de la Cruz Roja, Georges Kétané, 43 manifestantes tuvieron que ser hospitalizados por principio de asfixia o fracturas. Otros doscientos sufrieron molestias y tuvieron que ser tratados en el luger. Además, unos 30 miembros de las fuerzas del orden resultaron heridos, uno de gravedad, según las fuentes de seguridad.
Servicios de seguridad libaneses utilizan cañones de agua para dispersar a los activistas que tratan de quitar el alambre de púas que bloquea la entrada al Palacio de Gobierno del Líbano durante una protesta en contra de la crisis de la basura. Foto: efe
Los enfrentamientos continuaban hacia las 20:00, pero con menor intensidad. La campaña “Apestan” ha organizado varias manifestaciones en estas últimas semanas para encontrar una solución global al problema de la recogida de basuras y, por supuesto, llamó a la ciudadanía para concentrarse en esta jornada, insistiendo en el carácter pacífico de la protesta.
La crisis estalló a mediados de julio con el cierre por vecinos del vertedero de Naameh, a las afueras de Beirut. Abierto en 1997 con carácter transitorio, el basurero sigue activo 18 años más tarde. El Parlamento, dividido y paralizado, no ha logrado votar una ley adecuada y el valle de Naameh, que debía tratar dos millones de toneladas de detritos, ha acabado recibiendo 15 toneladas.