El Crecimiento urbano de Quito está en la agenda del Concejo

La expansión de la población hacia sectores periféricos o zonas altas preocupa. En la foto, el barrio Monjas (oriente).

La expansión de la población hacia sectores periféricos o zonas altas preocupa. En la foto, el barrio Monjas (oriente).

La expansión de la población hacia sectores periféricos o zonas altas preocupa. En la foto, el barrio Monjas (oriente). Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Consolidación urbana, regularización de barrios, movilidad sostenible y descentralización están entre los temas que se plantean para la nueva administración municipal. Esto en lo que a planificación urbana se refiere. En 1940, Quito acogía a 150 000 habitantes y ahora bordea los 2,6 millones. Las proyecciones apuntan a que para el 2040 serán 3,4.

El Colegio de Arquitectos de Pichincha fue de las primeras entidades en entregar al alcalde Jorge Yunda un documento con 10 puntos. Se incluye el derecho a la ciudad; movilidad; ambiente; espacio público; Centro; vulnerabilidad y riesgos; planificación, catastro y control; barrios informales y vivienda.

Pablo Moreira, presidente del Colegio de Arquitectos (local y nacional), apunta a un eje transversal: la cohesión social. Que la ciudad se consolide, que se ocupen más espacios vacíos, como en el Centro.

En Quito se registran 38 231 lotes no utilizados. El grueso de esta cifra (14 236) se ubica en Quitumbe, en el sur.

El gremio plantea una duda: “Si en los últimos 30 años, Quito triplicó su población y cuadruplicó su superficie, ¿qué ocurrirá en los próximos 30?”. La propuesta es determinar las áreas de protección ecológica y provisión de servicios ambientales, asignándoles los usos apropiados.

Quito tuvo un crecimiento acelerado desde los 70. En los 80 tenía una superficie de 16 196 hectáreas y para el 2016, se triplicó. Aun así, detalla la Visión 2040 planteada desde la anterior administración, la densidad en la mancha urbana durante estos últimos 30 años se ha mantenido: 55 personas por hectárea, dispersión de la población en el territorio.

Eduardo del Pozo, concejal y vicepresidente de la Comisión de Uso de Suelo del Concejo Metropolitano, conformada el jueves al igual que las 20 restantes, habla sobre un eje macro: más suelo disponible, que obliga a reformular el Plan de Ordenamiento Territorial.

Del Pozo recuerda que al final de la administración pasada se aprobó una ordenanza que permite aumentar la posibilidad de construir en altura en las zonas aledañas a las paradas del Metro. Se podría llegar hasta los 36 pisos.
El urbanista y referente de la arquitectura quiteña, Milton Barragán, alude a que si bien existe un error en el concepto al permitir edificios de 35 a 40 pisos, la vía no es que la urbe se expanda con viviendas que demanden más terrenos y más servicios. Las edificaciones podrían alcanzar los 10 niveles.

Desde el gremio de arquitectos se plantean iniciativas como proyectos arquitectónicos especiales. Las iniciativas desarrolladas -señalan- han abordado solo el sector inmobiliario formal, y no hay otras que se enfoquen en el mercado de suelo informal. Se estima que este representa el 65% de la oferta inmobiliaria.

Otro reto es la regularización de barrios. De acuerdo con la encuesta de alquileres del 2013, del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), un 49% de la vivienda en la ciudad está habitada por arrendadores. El Colegio propone crear programas de vivienda para la venta, accesibles para familias de bajos recursos, municipal o en colaboración con la empresa privada.

Del Pozo y la concejala y presidenta de la Comisión de Ordenamiento Territorial, Soledad Benítez, coinciden en que la regularización es una prioridad. Ella, por su parte, plantea uno de los primeros pasos de la delegación que preside y que sesionará por primera vez el lunes 20: solicitar un diagnóstico de los diferentes lugares. Regularizar permitirá efectivizar el derecho a la ciudad.

Jorge Yunda, en su discurso de posesión del martes, le apuntó a una ciudad incluyente, sin barrios ilegales. Ofreció sesionar en territorio.

La calidad y seguridad de lo edificado es otro desafío. Al menos el 65% de las viviendas del Distrito se ha levantado informalmente, lo que representa un riesgo para aproximadamente 1,5 millones de habitantes. El Colegio puso en marcha un proyecto piloto. El barrio Jaime Roldós fue el seleccionado.

Modelos de simulación ejecutados dan cuenta de que en un evento sísmico de mediana intensidad, ese tipo de construcciones tiene la probabilidad de sufrir daño extensivo en un 80%, y de colapso, 45%.

Benítez, justamente, menciona que otro de los pasos en la Comisión que lidera será solicitar informes técnicos sobre los barrios ubicados en zonas de riesgo. Y a partir de la información establecer un plan estratégico de trabajo.

Para Barragán, además, el crecimiento poblacional amerita un reestudio del plan vial. Hay un “problema con la conexión este-oeste”. Y el sistema Metro es insuficiente.

Moreira habla de una movilidad multimodal, con mapas de proyección del funcionamiento de los sistemas: peatonal, bicicleta, transporte público y privado.

El cuidado del ambiente es otro reto. Liliana Jaramillo, fundadora de Nativos, refiere que Quito ha empezado un crecimiento que genera presión hacia los espacios verdes. Las quebradas son un tesoro a proteger (182 identificadas). Según el libro ‘Plantas de las quebradas de Quito (2016)’, unas 70 habrían sido rellenadas o transformadas.

No obstante, Quito aún mantiene un Índice Urbano Verde (IVU) de 21,6 metros cuadrados por persona. La Organización Mundial de la Salud marca como parámetro entre 9 y 15.

Jorge Ramón, del Tribunal de Honor de la Cámara de la Construcción, habla de otro punto: seguridad alimentaria. Esta va atada con un proyecto que -asegura- se ha aplazado: la construcción del nuevo Mercado Mayorista, a través de un modelo público-privado.

Agrega la necesidad de alcaldías menores, con un presupuesto propio. Hoy hay administraciones zonales. Y deja un mensaje para el nuevo Alcalde: “Confíe en los colegios profesionales. Que sea un diálogo de verdad”.

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