Corrida de ‘choros’ tras la berrera

Con la venia de la autoridá y como el mal tiempo lo permite, jodé, lo delincuente se han tomao la ciudá de Quito.

La reació naturá de mi pueblo ha sío corré a refugiarse tra la barrera. Pero esta no ha servío pa ná.

En esta corría de choro, lo traje de luce están demá. A lo choro le gusta la oscuridá, jodé,

Pero esta no es una corría típica de Quito. Aquí no hay ganadería brava de casta cabrera. Toro tranquilo nomá hay, toro de pueblo. O sea, el pueblo es el toro.

Salta al ruedo el diestro niño de la cartera, lanza el capote con escopolamina al pobre toro y anula su voluntad. Después lo yeva al cajero automático del Banco Waka, saca la Wakacard y retía toíta la peseta que guardaba el tío.

Viene la suerte de banderiya, jodé. Hay mucha banderiya de toíto lo paíse que han venío a ese ‘coso’ de Iñaquito. Y lo choro clavan banderiya a miyare surgí al pobre pueblo. Y vienen toa la mozuela: Verónica, Manoletina, Chilena (que no, hombre, esa es de fútbol)

Hace entonce su entrá un matadó estran’ero con el estoque (es decir, ‘esto que’ mata) y se prepá padar el golpe é gracia al pueblo.

Virgen de la Macarena, patrona de lo verdadero torero ( Belmonte, Manolete, Barrera, Curro y demá), defiéndeno deto choro.

Por eso é que ya no creo al tío ese de la barrera, porque quiere festejá la inseguridá de la ciudá.

Y al folclórico que me diga “¡olé!”, le responderé: “¡Oléte el tuyo que é má hediondo, jodé!”

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