Una correa centenaria

Considerando el Quito moderno, como un gran esqueleto que extiende en la imaginación, longitudinalmente: con su cabeza en el sur, las extremidades al norte, en el centro queda un gran cinturón institucional y ya centenario.

En este segmento en apenas cinco manzanas, nacieron: hace 104 años, entidades que perduran, incrementando su valor e importancia con el transcurrir del tiempo.

Diario EL COMERCIO, 1 de enero de 1906 con sus mentalizadores y gestores: César y Carlos Mantilla Jácome, la calle De Los Escribanos, ahora Chile, cinco centavos su costo y el editorial llamado “prospecto”.
 
Centro Católico Obrero, 19 de marzo de 1906, con sus directivos Manuel Sotomayor y Jacinto Jijón y Caamaño, en la Av. 24 de Mayo, hoy junto a la
Capilla del Robo.

  -Banco del Pichincha 11 de abril 1906, en la García Moreno y Sucre, con 600 000 sucres de capital y sus presidente  Manuel Jijón Larrea y Alberto Acosta Soberón

-  Compañía de Jesús, 20 de abril de 1906, en la calle Benalcázar, Colegio San Gabriel se escenifica el milagro de la Virgen Dolorosa.

-  Cámara de Comercio, Agricultura e Industrias de Quito, 16 de octubre de 1906, calle García Moreno, su presidente Manuel Jijón Larrea.

Actualmente, los extremos del cinturón rematan en el Itchimbía al oriente con el Palacio de Cristal y al occidente a 4 000 m de altura, en Cruz Loma, custodiada por el Rucu, el Guagua Pichincha, el padre encantado, la recientemente construida Ermita de la Virgen de Los Dolores, símbolo de amor y protección para el pueblo de Quito.  

Obervaciones
La historia en imágenes

He leído  la nota “La historia en imágenes” insertada   del 28 del presente mes .

Se ve una foto del 9 de marzo de 1955 en la cual está el Alcalde de ese entonces, señor Rafael Larrea, recibiendo a unos representante de una firma americana para la construcción del nuevo Palacio Municipal.

Este dato me viene a la memoria, el tremendo error que cometió el Alcalde anterior (no recuerdo el nombre) creo que fue el Dr. Julio Moreno Espinoza, al proceder al derrocamiento total del hermoso edificio que quedaba  en el Portal Municipal en donde funcionaba la Biblioteca Municipal y el primer almacén de sombreros finos de Quito que mi padre fundó en el año 1905.

Todavía recuerdo cuando niño, que los caballeros elegantes de la capital compraban  en este almacén sombreros Borsalino, Mayser, corbatas, medias y camisas Arrow.

Conocí a los presidentes Carlos Arroyo del Río, José María Velasco Ibarra, Galo Plaza, Camilo Ponce Enríquez y a los señores diputados y senadores que vestían chaqué, coco o mocora o buche para la inauguración del Congreso Nacional. Ahora los señores asambleístas asisten a las sesiones en blue jean, camisetas o camisas sport, zapatos deportivos de lona y hablan muy bonito.

Qué pena que el nuevo Palacio Municipal se constituyó en un mamotreto de cemento y vidrio, desentonando horriblemente a la hermosa Plaza de la Independencia, que era cercada por un bello cerramiento de hierro y protegía de esta manera los jardines, el Monumento, cuando la gloriosa chusma acudía a Carondelet para vitorear a su amado loco.

Pero bueno, las cosas quedaron así y a los quiteños solo nos queda añorar esos tiempos que fueron mejores que hoy.
Hernán Égüez M.

Sobre la carta de Patricio Leoro

Quiero referirme la carta: “Me alegró el cierre de Teleamazonas” firmada por el Sr. Patricio Leoro. 

Me da pena que a muchas personas se les cayó el sistema.
 
No entiendo mucho de tecnología pero son como máquinas que el ser humano les dirige para que piensen y aplastan botones para que funcionen. 
Es la impresión que me da de lo que ha escrito el señor Leoro porque creo que  necesita alguien que  le diga lo que debe pensar, y es indignante que gente que sabe leer y escribir tenga tanto rencor y odio a las personas de las que alguna vez  debe haberse beneficiado en alguna forma, como es tener programas culturales, noticias al momento y etcétera.
 
Y además el señor Leoro es  el dueño de la verdad cuando   afirma que se ha actuado apegado a las leyes y reglamentos en el caso Teleamazonas.
Ma. Eugenia Andrade E.

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