Más controles para los limpiaparabrisas

Los limpiaparabrisas aprovechan intersecciones semaforizadas para pedir dinero. En ciertos casos perciben que los conductores los rechazan, porque creen que son agresivos.  Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Los limpiaparabrisas aprovechan intersecciones semaforizadas para pedir dinero. En ciertos casos perciben que los conductores los rechazan, porque creen que son agresivos. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Los limpiaparabrisas aprovechan intersecciones semaforizadas para pedir dinero. En ciertos casos perciben que los conductores los rechazan, porque creen que son agresivos. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

La disuasión y alertas a los limpiaparabrisas están llegando a su fin. Ahora, la Agencia Metropolitana de Control hace operativos diarios para retirarlos de -al menos- ocho puntos considerados como conflictivos en los que usualmente hay personas dedicadas a esta actividad.

Los operativos conjuntos con los Agentes de Control (antes Policía Metropolitana) se iniciaron el 23 de mayo y 289 personas han sido retiradas de intersecciones semaforizadas, como las de La Granados y 6 de Diciembre, la América y 10 de Agosto o la NN.UU. y Shyris, por ejemplo. Solo 25 fueron disuadidas en estos sitios.

Hasta octubre del 2017, la Unidad Patronato San José había identificado a 76 personas que realizan esta labor informal de forma reincidente, pero se trata de un grupo que varía constantemente.

Por ejemplo, en marzo pasado, era usual ver a tres ecuatorianas en la intersección de la Naciones Unidas y 10 de Agosto, en sentido occidente-oriente. El lunes estaban en ese punto dos personas y, sobre la avenida 10 de Agosto, en sentido norte-sur, otras cuatro.

Wilmer Alexander es uno de ellos. Nació en Colombia, pero vive con su familia en Ecuador desde hace más de dos años.

Cuenta que le han dicho muchos agentes metropolitanos que no debe limpiar parabrisas en ningún punto de la ciudad, pero lo hace porque al no tener documentación, no consigue un trabajo distinto. “Si yo pudiera tener otro trabajo, claro que esto no lo haría. Pero para andar haciendo otras cosas en la calle, prefiero aquí rebuscármela humildemente sin hacer daño a nadie”, dice.

Su actitud es amable. No lanza el agua sin advertencia y agradece cuando recibe un pago por su trabajo. Pero hay otras personas en las calles que han demostrado actitud agresiva. Esto ha generado molestias en la ciudadanía, según la Agencia de Control, y es una de las causas de los operativos recientes. Otro tema es el uso indebido del espacio público.

La entidad basa sus controles en ordenanzas que rigen en la ciudad sobre espacio público, aunque no existe una normativa específica para la labor de limpiaparabrisas. Otras normas que se aplican en la ciudad buscan una regulación del comercio informal y se orientan a ordenar este tipo de actividad, siempre y cuando se obtengan los permisos correspondientes.

La Agencia participa en encuentros con las Secretarías de Inclusión y Desarrollo Productivo del Municipio, con el Patronato, Conquito y los Agentes de Control.

El objetivo es buscar opciones laborales para este grupo, que tengan un enfoque inclusivo y que evite confrontaciones con la sociedad.

El Patronato está de acuerdo con la gestión de la Agencia en cuanto a control del espacio público, pero, según María Fernanda Pacheco, presidenta de la organización, la Alcaldía también tiene un fuerte enfoque social y por ello el trabajo de esta unidad va orientado a garantizar que no se vulneren derechos.

En ese sentido, se busca un acompañamiento a personas que se dedican a esta actividad y que están inmersas en el consumo de drogas.

El Patronato tiene la misión de generar escenarios para una posible reinserción educativa, laboral, tras ofrecer atención para desintoxicación, en los centros que maneja la unidad.

Tanto esa entidad como la Secretaría de Inclusión se preocupan de velar para que en el proceso haya un trato digno. Su principal, César Mantilla, aplaude la iniciativa de la Agencia de Control de convocar a otras entidades municipales para realizar un trabajo coordinado respecto al tema.

Roimán, por ejemplo, se dedica a esta tarea para juntar USD 6 diarios, para pagar su hospedaje y comer. A veces solo come por las noches y otras, con suerte, le alcanza para almorzar un chaulafán de USD 1.

Mantilla asegura que para evitar este tipo de precarización, en las mesas de trabajo se analizan alternativas laborales para que los limpiaparabrisas dejen esa tarea y tengan un mejor modo de sustento.

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