Las fotomultas se encuentran ubicadas en vías estratégicas de la zona urbana. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
Las cámaras para las fotomultas y los radares fijos de velocidad están cumpliendo su función. Estos equipos tecnológicos han detectado, entre enero y lo que va de julio de este año, 21 846 faltas a la Ley de Tránsito. Entre las infracciones constan el irrespeto al semáforo, al paso peatonal, al carril exclusivo y los excesos de velocidad.
En este lapso, el registro de infracciones ha fluctuado. Las fotomultas tuvieron picos altos en marzo, abril y mayo. Luego se redujeron. En el caso de los radares de velocidad pasó algo similar.
La detección de estas faltas es automática, los presuntos responsables se enteran de estas cuando la notificación, una vez que es validada, llega a su domicilio. Así ocurrió con Édison Maza, conductor de un vehículo particular.
Él tuvo que hacer memoria para reconstruir lo que hizo en la intersección de la avenida América y San Francisco, en el norte, en los primeros meses de este año. “El conductor de un taxi se cruzó y yo le seguí. No me di cuenta que la luz del semáforo estaba en rojo”.
Para constatar la falta cometida, Maza revisó en la página web www.agenciatransito.quito.gob.ec un video donde se mostraban la hora y el sitio donde hizo caso omiso de esta señal. No tuvo argumentos para refutar lo ocurrido; pagó una multa de USD 106,20.
La Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) tiene 71 aparatos tecnológicos para detectar infracciones a la Ley de Tránsito: 63 cámaras de fotomultas y ocho radares fijos de velocidad. Los primeros están operativos desde el 12 de enero y los otros desde el 15 de junio.
Las fotomultas se encuentran ubicadas en vías estratégicas de la zona urbana: Amazonas, 12 de Octubre, América, 10 de Agosto, Mariscal Sucre, Alonso de Ángulo, entre otras. En esta temporada se dará mantenimiento a estos aparatos. Inicialmente no estarán operativas 20, explicó Darío Tapia, secretario de Movilidad.
En el corto plazo el propósito es incorporar estos equipos en las parroquias rurales: Tumbaco, Conocoto, Cumbayá, Calderón, San Antonio de Pichincha, Pomasqui. “Se están haciendo estudios para determinar los sitios en los que se ubicarán estos aparatos”, dijo Tapia. El propósito es mejorar la seguridad vial en el Distrito.
La presencia de cámaras, en las vías ha modificado, en parte, el comportamiento de los conductores. Rodrigo García, taxista, conoce las direcciones donde están instalados estos equipos. “En esos sitios, se maneja con más precaución”.
Por ejemplo, en la avenida Amazonas y Japón, en el norte, el miércoles en la tarde, entre las 17:30 y 18:00, solo dos personas irrespetaron la luz roja, la mayoría de choferes se detuvo antes del paso cebra. Ahí, a 30 metros del semáforo, está una cámara de fotomulta.
En la avenida Simón Bolívar, donde se colocaron radares fijos de velocidad, ocurre algo similar. A la altura de la Loma de Puengasí, del acceso a la Ruta Viva, Guápulo, Monteolivo… los conductores no asientan el pie en el acelerador.
Durante un recorrido entre la Granados, en el norte, y la Morán Valverde, en el sur, el miércoles en la noche, se identificó que los choferes que pasan por estos lugares iban hasta 78 kilómetros por hora. En esta vía la velocidad permitida para vehículos livianos es de 90 km/h.
Tras la instalación de estos equipos, en esta vía periférica se evidencia una disminución de accidentes de tránsito: en mayo se registraron124, en junio 118 y en lo que va de julio 83, según datos de la AMT.
Para Fredi Paredes, docente en Transporte, el uso de estos equipos tecnológicos es disuasivo. Es decir, la gente respeta la normativa para evitarse las multas, no lo hace por preservar su seguridad o la de los demás. Por eso, consideró que se debe trabajar en campañas de educación vial para reducir los índices de accidentabilidad.