Betty Jumbo. Editora de Agromar
Los innumerables brotes del virus de la fiebre aftosa obligaron a más ganaderos a vacunar sus reses. Agrocalidad informó esta semana que ya se han vacunado 3,7 millones de animales.
Esa misma reacción tuvieron los ganaderos en el brote de 2002, pues hubo muchas más reses vacunadas. Después volvió a bajar la cobertura y nada se hizo para obligar a los ganaderos a que vacunen cada seis meses.
Pese a que hay una ley, no se aplicaron las sanciones y, como consecuencia, en junio se presentó la mayor infestación con el virus de la aftosa en la Costa y en la Sierra.
En ambos casos se decretó una cuarentena para prohibir la movilización del ganado y así evitar el contagio al resto de hato. Y en ninguno de los dos casos se hizo el control para impedir el transporte de las vacas por las carreteras.
En 2002 se adujo la falta de recursos para hacerlo. Ese mismo argumento se esgrimió esta semana, cuando los ganaderos de Santo Domingo de los Tsáchilas protestaron por la falta de control.
El representante de Agrocalidad dijo que tienen 80 personas en todo el país haciendo ese trabajo. Todas ellas actúan en las 19 provincias que fueron declaradas en cuarentena, desde el 1 de junio; esta semana se levantó la medida a seis provincias del Litoral.
Agrocalidad no pudo desplegar un control más amplio por falta de presupuesto, pese a que el año pasado los ministerios de Agricultura, Gobierno y Defensa firmaron un convenio para esa tarea. Menos mal que nuevamente volvieron a firmar un nuevo convenio para ahora cumplir con la tarea pendiente.