En Aguas Verdes (norte de Perú), productores llegan a vender el producto a comerciantes ecuatorianos. Foto: Wladimir Torres / EL COMERCIO
Los productores de cebolla afirman que el contrabando del producto peruano hundió los precios y ahora no pueden cubrir ni siquiera los costos de cultivo. Sumaypamba pertenece al cantón lojano de Saraguro. De acuerdo con datos del Gobierno Parroquial, 700 familias están dedicadas a esta actividad, que representan el 95% de la población local. El 95% del terreno productivo está sembrado con cebolla de la variedad rosada.
En el centro del poblado todos los lunes se realiza una feria, que gira en torno a la cebolla. Desde las 05:00 arriban los agricultores y comerciantes. Estos últimos llevan el producto para comercializarlo en los mercados de Azuay.
Abraham Pañi se dedica al cultivo de cebolla desde hace 30 años y tiene 15 hectáreas sembradas. Según él, el negocio no es bueno por la presencia de la cebolla que llega de contrabando desde el Perú. Si bien sus ventas en quintales han bajado un 20% con relación al 2015, lo que más le preocupa es el precio.
“Nuestro costo de producción es de USD 10 a 12 por quintal y tenemos que vender a USD 3 para no perder todo. No podemos seguir así… A los peruanos les cuesta producir no más de USD 2 porque son más tecnificados”.
Jaime Mendieta también está dedicado a esta actividad desde hace tres décadas en Sumaypamba. Él explica el por qué el producto peruano tiene más aceptación. “Los peruanos realizan la precosecha cuando la hoja todavía está verde y nosotros no. Es decir, ellos dejan que se seque durante 15 días o más a la intemperie, pero cubriendo a la cebolla con la hoja”. Con eso, dice Mendieta, logran que se deshidrate y que dure tres meses. “Los comerciantes tienen más tiempo para venderla. Con la ecuatoriana tienen que venderla de inmediato a cualquier precio”.
La pérdida de mercado se inició hace seis años, dice Pañi. Según él, desde hace cinco años dejaron de vender en El Oro y Guayas, “porque los comerciantes prefieren la cebolla peruana”. Aún mantienen las ventas de Azuay.
Manuel Pérez es uno de los comerciantes que llega los lunes a Sumaypamba. Él dice que este año el problema se ahondó para los productores locales debido a una sobreproducción de cebolla en Perú.
Un montículo de sacos de cebolla roja se acumula fuera de una bodega en Aguas Verdes, localidad peruana a menos de 50 metros de la frontera con Huaquillas, en el sur de Ecuador. Son 38 quintales de la hortaliza que ahora se pudren a la intemperie. El cargamento provino hace dos semanas de Sullana, en el sur de Perú.
El comerciante peruano Javier Muñoz, propietario del cargamento, planeaba vender el producto la semana pasada a importadores ecuatorianos, pero la venta se frustró.
En la Aduana de Ecuador le dijeron que el ingreso estaba prohibido indefinidamente. El pasado 13 de octubre, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (Magap) suspendió la entrega de permisos fitosanitarios para impedir el ingreso de cebollas y ajos portadores de plagas. Los productores peruanos creen que la medida solo busca evitar que el producto peruano compita con la producción local.
Ese país experimenta una sobreproducción de cebolla roja debido a una excesiva cosecha que, de acuerdo con los productores, se vio favorecida por un buen clima y por un precio del quintal al alza. “El quintal llegó a los USD 12, más alto de lo normal, y los productores empezaron a sembrar masivamente”, dice Muñoz.
La sobreoferta provocó que su precio cayera en Perú a menos de USD 3 el quintal de 46 libras. La Asociación de Productores Agropecuarios de Aguas Verdes, que agrupa a unos 300 productores y comerciantes, advierte que la restricción a la importación provocará un incremento del contrabando.
Dante Canales, su presidente, considera que la medida tomada por Ecuador afecta también a los comerciantes ecuatorianos. “Ellos vienen a comprarnos acá por la calidad de nuestra cebolla, nosotros incluso les damos crédito”.
La Aduana de Ecuador anunció esta semana que intensificaba el control al ingreso de cebolla roja y ajo de contrabando. Según el Senae, hasta el 11 de octubre pasado decomisó USD 700 000 en cebolla.
El Magap detalló que en este año se han aprehendido 6 000 toneladas de cebolla y presumen que unas 13 000 más ingresaron en los últimos dos meses. Esto último representa un 13% del consumo en el país, que es de 100 000 toneladas al año, detalló el titular del Magap, Javier Ponce.
Arroz, ganado a pie, porcinos y huevos también están entre los productos de más contrabando, pero la cebolla es el tema más crítico, dice Ponce.
El Magap calcula que 1 300 productores de Loja y Manabí, que se dedican en un 100% al cultivo de cebolla, están afectados. El pasado jueves, durante una reunión con autoridades del Magap, en Guayaquil, un grupo de productores de Santa Elena arrojó hortaliza a la calzada, como protesta a los bajos precios.
“La compra de la semilla y la mano de obra se llevan el 30% de los costos. Solo en semilla el precio de saco subió más del 40% este año”, dice Mauricio Banchón, productor del cantón peninsular La Libertad.
Según el campesino, para obtener una mínima ganancia, debería vender su producción en no menos de USD 21 el quintal. “Pero no están comprando en menos de USD 8 ahora”.
Para evitar su ingreso ilegal, desde el 26 de agosto se emite el Certificado de Origen Nacional de Producción Agropecuaria (Conpa). Este se entrega a los productores previo a un registro que confirma que el producto es local, y permite su traslado a los mercados.
Ponce reconoció que el mecanismo ha presentado problemas. “Los productores del sur del país muchas veces son los que comercializan con contrabandistas los permisos de movilización de cosecha”. Ponce anunció operativos más fuertes en frontera.