Redacción Tulcán
Los comerciantes colombianos se mueven por los 23 pasos no reconocidos que unen a Carchi y Nariño, para trasladar las mercaderías que compran en Tulcán. Ayer, por el río Carchi, los comerciantes pasaron bultos con arroz, azúcar, manteca… La mayoría utilizó vehículos 4×4.
Un conductor, que no quiso identificarse, contó que en esa zona, los controles de la Aduana y de la Policía son escasos. Eso, a diferencia de lo que sucede en el Puente de Rumichaca, en donde desde el lunes pasado la Policía colombiana impide el paso de víveres ecuatorianos.
Las reuniones
Los comerciantes informales de Ipiales mantienen reuniones con las autoridades de ese país para pedir que se levante rápido la prohibición. Hasta ayer, el planteamiento fue negado.
El Puente Internacional de Rumichaca se cierra todos los días a las 22:00 y se abre a las 06:00. Esa medida se adoptó en 2004, por seguridad, a pedido de las autoridades locales.Los comerciantes se apresuraban en asegurar las cargas en las parrillas de los carros. En la orilla del río se realizaba ayer el trasbordo de las mercaderías.
Los víveres eran movilizados en carros con placa ecuatoriana hasta el río Carchi, ya en territorio colombiano, los bultos y los cartones eran apilados en vehículos con placa colombiana. Esto ayuda a los contrabandistas a evadir el control policial.
Una comerciante colombiana, que pidió la reserva de su nombre, contó que los productos son almacenados en casas de Carlosama (Colombia), a una hora del río Carchi. Hasta allí llegan las personas que tienen puestos de venta en los mercados de Ipiales.
En otro paso fronterizo no reconocido, en la parroquia Tufiño, el control también fue débil ayer. En el vetusto puente limítrofe solo permanecía un funcionario del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA). Él revisa los carros para verificar que no lleven madera ni ganado, por la aftosa.
Los efectos de la prohibición emitida por Colombia para el ingreso de productos alimenticios ecuatorianos ya se sienten en los poblados fronterizos colombianos. Por ejemplo, en Chiles ya es evidente el desabastecimiento de productos de primera necesidad. Luisa Montalvo contó que en las tiendas hay escasez de productos como arroz y azúcar.
“Nosotros nos abastecemos en Tulcán, pero ahora la Policía ya no deja pasar ni una cubeta de huevos”, aseguró la campesina.
En los mercados de Tulcán es notorio el bajón en las ventas. Desde el fin de semana último, Josefina Anaguaya, propietaria de una bodega, no vende ni un bulto de arroz.Antes de que el control se intensificara en la frontera vendía hasta 10 bultos diarios.
Según los representantes de los cambistas, taxistas y dueños de bodegas de Tulcán, se acerca una crisis mayor a la que se siente cuando el peso colombiano se encarece y es más barato comprar en el vecino país. “Nos podemos quedar en la quiebra”, dijo María López, comerciante de ropa.
En Rumichaca el estricto control se mantiene. Ayer, cada vehículo era chequeado por dos policías colombianos. En la playa de estacionamiento de los taxis y de las busetas, en el lado colombiano, no aparecieron los vehículos vetustos que son utilizados para el contrabando de hormiga (paso de productos en bultos y fundas). Tampoco estuvieron los motociclistas que transportan el gas ecuatoriano hacia Colombia.
Las personas que alquilan sus vehículos para el contrabando cambiaron de parada. Desde el lunes pasado estacionan sus unidades en las orillas del río Carchi.
Juan N., dueño de un Nissan Patrol, hace cada día entre ocho y 10 fletes desde allí hasta Carlosama. “Si me quedaba en Rumichaca no hubiera tenido trabajo. En ese sitio la cosa se puso difícil”.
La movilización por los pasos no reconocidos demanda de más tiempo. Esa es la razón para que suba el precio de los víveres y del combustible ecuatoriano en
Colombia. Luisa Morillo informó que el precio del cilindro de gas ecuatoriano en Ipiales es de USD 15. Antes costaba USD 12. El quintal de arroz también subió de USD 30 a USD 33.