La construcción en Quito sigue con síntomas de estancamiento

Torres El Bosque es uno de los proyectos en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Torres El Bosque es uno de los proyectos en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Torres El Bosque es uno de los proyectos en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

La construcción es un espejo de la economía del país, pues refleja, más que cualquier otra actividad, las épocas de abundancia o de carencia.

Desde el 2016, la crisis, la baja en el precio del petróleo y la menor inversión pública se hicieron eco en la cantidad de proyectos -casas y edificios- que se construyeron en Quito.

Desde el 2016 fue evidente la disminución de operaciones inmobiliarias, sobre todo medianas y grandes, mientras que el número de pequeñas edificaciones, de hasta 500 m² (ampliaciones, modificaciones), se mantuvo estable.

Así lo explica Jacobo Herdoíza, secretario de Territorio, Hábitat y Vivienda del Distrito, quien apunta que el impacto fue mayor en aquellos proyectos que superan los 2 000 m² de construcción. Las razones principales giran en torno a dos temas: la crisis económica y el impuesto a la plusvalía.

Una forma de tomar el pulso a las construcciones formales en Quito es mediante el número de proyectos que se busca aprobar.

La Entidad Colaboradora del Colegio de Arquitectos de Pichincha es una empresa acreditada por el Municipio que presta el servicio de revisión y certificación de proyectos para verificar que cumplan con la normativa.

Felipe Corral, director general de la entidad, explicó que desde el 2015 ha bajado el número de proyectos ingresados. Comparando el período enero-mayo, en el 2015 ingresaron 1 164 proyectos, el año pasado fueron 1 235 y este año, 764. La caída en último año fue 38%.

Además, si se compara el número de m² de construcción para ser apro­bados en planos, la disminución es del 48,3% entre enero y mayo de este año frente a igual período del 2016.

Según Corral, no se ha evidenciado una recuperación sostenida del sector, salvo por el mes de marzo, cuando hubo un ligero incremento. Para Germán Carvajal, de la división inmobiliaria de Market Watch, una empresa especializada en estudios de mercado en el sector inmobiliario, la disminución en las ventas de inmuebles bordea el 60% en los últimos tres años .

La salida que han tomado las constructoras es disminuir el tamaño de los proyectos: en el 2013, por ejemplo, se edificaban proyectos con más de 50 departamentos, mientras que hoy lo hacen con menos de 20.

Carvajal asegura que la zona más afectada está entre la avenida Patria y El Inca. Mientras que Cumbayá y Tumbado mantienen su capacidad constructiva, porque allí se edifican sobre todo casas de menos de USD 50 000 (sector popular) y de más de USD 250 000. Esto evidencia, según Carvajal, que la clase media -donde se encuentra el 70% de la oferta inmobiliaria- ha sido afectada.

En Quito, el mercado de la construcción se concentra en Iñaquito, centro-norte. La Administración Eugenio Espejo­ es la que aglutina a más del 40% de los proyectos que buscan licencias arquitectónicas.

Herdoíza explica que eso ocurre porque hay una tendencia del mercado para comprar bienes raíces donde la plusvalía esté consolidada.

Corral aclaró que el mayor número de proyectos ingresados entre enero y mayo tiene menos de 300 m² de construcción: suman 776. Y los de más de 2500 metros suman 57.

Silverio Durán, presidente de la Cámara de la Construcción de Pichincha, asegura que el año pasado la zona donde más se construyó fue el centro-norte, con 167 proyectos. Las zonas menos apetecidas para iniciar nuevos proyectos fueron el centro y el sur. Pero esas cifras registran solo construcciones formales.

En el mundo de la informalidad, (que acapara al 65% de las edificaciones de Quito) la realidad es otra, explica Hernán Orbea, urbanista y catedrático universitario. Él sostiene que legalizar una construcción en la capital toma en promedio seis meses y puede incrementar el valor un 25%, por lo que la informalidad se vuelve una válvula de escape. La construcción informal hace ebullición, sobre todo, en sectores periféricos como Calderón, Quitumbe y San Antonio.

Otra forma de medir la construcción es a través de la entrega de créditos hipotecarios.

Según el Biess, en el 2015 entregó 26 319 préstamos hipotecarios por USD 1 249 millones. En el 2016 bajó a 22 125 préstamos por 1 095 millones.

La última cifra del Biess da cuenta de que entre enero y mayo del 2017 se otorgaron 7 905 créditos hipotecarios por USD 326 millones.

Para Herdoíza, esas cifras reflejan una disminución de préstamos que iban dirigidos especialmente a la clase media, que buscaba viviendas de hasta USD 150 000.

Según Market Watch, las facilidades para la entrega de créditos hipotecarios han evitado una mayor caída en la cantidad de construcciones.

El aporte de la construcción en el Producto Interno Bruto nacional ha bajado. Según Durán, hasta el 2015 se estabilizó en un 10%, pero en el 2016 cayó al 9,1% a escala nacional.

María Dolores Ochoa, gerenta del proyecto Torres El Bosque, de Riofrío Constructora, sostiene que sigue vendiendo departamentos, pero menos que antes. Dice que a finales del 2016 las ventas bajaron y que en los últimos meses parecen mejorar levemente.

En contexto

La construcción en la capital y en país ha tenido un decrecimiento. Según Jacobo Herdoíza, secretario de Territorio del Municipio, en el plan del presidente Lenín Moreno se con­templa edificar más de 350 000 casas, lo que puede dinamizar el sector.

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