Arranca concurso público internacional para proyecto Vindobona de la Epmaps

La planta de Quitumbe forma parte del programa de descontaminación de los ríos. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO

La planta de Quitumbe forma parte del programa de descontaminación de los ríos. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO

En el barrio El Guabo, el gavión ubicado junto al río Machángara se desprendió. Foto: Diego Bravo/ EL COMERCIO

El concurso público internacional se iniciópara desarrollar los trabajos de Vindobona, el proyecto de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps), con el que se busca acelerar el proceso de descontaminación de los ríos de Quito.

Carlos Uriarte, gerente de esa entidad, informó que hasta diciembre se conocerá a la firma ganadora del proceso. Se prevé que el próximo año arranquen los trabajos. El proyecto tiene tres fases.

La primera contempla la construcción de un emisario (túnel) para conducir el caudal del río Machángara, en el centro y sur de la urbe, en una longitud de 6 kilómetros que va desde el sector de El Trébol hasta El Batán. También incluye la edificación de tres centrales hidroeléctricas con una capacidad total de 43 MW.

Uriarte manifestó que la energía generada en esas plantas eléctricas será destinada al funcionamiento del Metro de la capital. La inversión únicamente en esta fase asciende a USD 63 millones y tiene un plazo de 30 meses desde la fecha de su adjudicación. Los recursos provienen de la Empresa Pública de Agua Potable.

En la segunda se construirá un canal para aguas residuales en el tramo Batán–Vindobona. Y en la tercera etapa se edificará la planta de tratamiento de aguas residuales en San Antonio de Pichincha, que logrará descontaminar el 99% de los afluentes en la capital.

El proyecto Vindobona forma parte del programa de descontaminación de ríos que desde hace años implementa el Municipio y requiere la construcción de 11 plantas, con una inversión de USD 1 000 millones. Una de ellas, la de Quitumbe, ya funciona en el sur. Tiene capacidad para tratar más de 110 litros por segundo, lo que equivale a las aguas servidas de 70 000 personas.

La planta de Quitumbe forma parte del programa de descontaminación de los ríos. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO

Otras nueve plantas de pequeña capacidad se ubican en las parroquias rurales. Y la que falta por levantar es la de Vindobona.

La construcción de esta última es urgente, ya que solo el 2% de las aguas residuales que se genera en Quito recibe tratamiento, el resto va a parar en ríos y quebradas.

Por el sector de El Guabo, centro-oriente, cruza el Machángara; allí, la basura se acumula en las orillas. Al mismo tiempo, un fuerte hedor se percibe en el ambiente.“Cuando hay lluvias, la corriente es más fuerte y el mal olor aumenta”, dijo la moradora Zoyla Yandún. A veces, la fuerza del agua incluso arrastra perros muertos, contó Andy Y., de 17 años.

Este Diario recorrió esa zona y los vecinos se quejaron de que existe un punto por el cual se evacúan las aguas servidas provenientes de los vecindarios altos, como Monjas Orquídeas y Jardín del Valle.

Ricardo Buitrón
es activista de la Fundación Acción Ecológica y ha realizado varios estudios sobre la contaminación de los ríos de Quito y la conclusión es que todos se encuentran en malas condiciones.

La mayoría de fábricas no maneja procesos para tratar las aguas residuales. Asimismo, existen lavadoras de autos y lubricadoras que botan agua sucia a los ríos. A esto se suma que la gente no tiene cuidado de lo que arroja en los lavabos. Por ejemplo, el aceite quemado de las frituras u otros.

También le preocupa que los plaguicidas afectan a los canales de riego de los cultivos en las zonas agrícolas. Al final, esas aguas se escurren por las acequias, las quebradas y terminan en los afluentes.

Con este criterio coincide Álex Troya, vicepresidente del GAD San Antonio de Pichincha. Agregó que la contaminación del río Monjas también provoca malos olores.“Recoge los residuos de las fábricas que llevan químicos. Eso genera mucha contaminación y perjudica a los sembríos de las riveras”, manifestó.

Los moradores de La Tola Nueva conviven con la contaminación que se genera en el río Machángara y sus alrededores. Su coordinador, Edison Carrillo, espera que el proyecto Vindobona se ejecute pronto, porque están cansados de la contaminación. Afirmó que desde allí salen los roedores.
Además, indigentes y asaltantes se esconden allí luego de atacar a sus víctimas. “Hace ocho días fueron localizadas unas osamentas”.

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