Redacción Construir
¿Qué pasaría con el Centro Histórico de Quito con un terremoto de gran magnitud?
Eduardo Báez, máster en rehabilitación arquitectónica y conservación del patrimonio, afirma con sinceridad: “Nadie lo sabe. Se dice que solo un nuevo terremoto servirá para evaluar las intervenciones realizadas”.
Un llamado de alerta muy fuerte fue el sismo de 1987, donde un alto porcentaje de iglesias y sus elementos sufrieron fisuramientos, dice Báez. La torre de La Merced casi colapsa.
Las acciones tomadas y la creación del Fonsal como ente protector del patrimonio salvaron a esos monumentos, asevera Báez. “En esa ocasión, técnicos nacionales desarrollaron propuestas de reforzamiento estructural que obtuvieron resultados más que satisfactorios”.
Allí está, por ejemplo, el reforzamiento de la iglesia de La Compañía, donde la propuesta elaborada fue la respuesta a un problema casi insoluble.
“Ocho kilómetros de hierro de refuerzo están dentro de sus muros. Esta solución, necesaria para sostener en pie las edificaciones y que podría pensarse como demasiado agresiva, fue avalada por expertos extranjeros y es una respuesta a un riesgo que es inminente en Quito: sismos de mediana y alta densidad”.
Hay factores a favor en la estructura de la ciudad histórica. Su carácter compacto (las casas están unas junto a otras, formando grandes cuerpos que se sostienen entre sí) y la condición monolítica y la mediana altura de los monumentos son dos.
Pero hay debilidades: el material -esencialmente tierra- que no es resistente a los movimientos telúricos; la altura de algunas torres que serían las primeras en sufrir el embate; las esquinas de los muros que no están ancladas y se fisurarían fácilmente…
Tal vez el riesgo mayor se encuentra en los inmuebles particulares. Allí, las intervenciones empíricas antitécnicas fueron ejecutadas solo para arreglos cosméticos, continúa Báez.
“Y es peor cuando se colocan elementos rígidos como vigas o refuerzos de hormigón armado en estructuras de tierra. Estos elementos, en un movimiento sísmico, se convierten en arietes que perforan paredes, y muros (efecto de punzonamiento)”.
“Nadie puede asegurar que la ciudad patrimonial está totalmente protegida. En varios foros se ha mencionado que si un temblor de alta intensidad golpeara a Quito, nada quedaría en pie. Pero no debemos pensar negativamente, pues los esfuerzos realizados sí han aportado a la protección contra el riesgo”.