El combate al dengue se inicia en casa

Redacción Guayaquil
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Todos los días, desde  las 18:00, María Román alista el toldo sobre su cama. Desde que comenzaron las lluvias esa ha sido la rutina en su casa, ubicada en  la cooperativa Guayas y Quil I,  al sur de  Guayaquil.

“Es insoportable. Hay que cerrar puertas y ventanas para que no se metan los mosquitos”. Román es más precavida desde que se enteró que en su barrio    se reportaron 18 casos de dengue. Uno de los afectados vive a solo una cuadra de su vivienda.

Las cifras en la Costa
El Oro encabeza   la lista de incidencia del dengue.  El  subsecretario de Salud del Litoral, Marcelo Aguilar, afirma que hasta ahora se han reportado 441 casos de dengue clásico y 17 del tipo  hemorrágico.
En Los Ríos   se registran 184 casos. Las autoridades de Salud de la provincia recorren las zonas rurales con brigadas médicas y de fumigación.
En Manabí,   los casos de dengue clásico ya suman 62 infectados. Mientras que en Esmeraldas la cifra es menor. En lo que va del invierno esta provincia registra 44 personas con la enfermedad.
24 casos de dengue  hemorrágico  se registran en  todo     el Litoral y un muerto en Manabí.

Por eso,  el fin de semana, brigadistas del Servicio Nacional de Control de Enfermedades Transmitidas por Vectores (Snem) recorrieron cada cuadra del sector.

Con su equipo, José Paredes inspeccionó el patio de la familia Román. Al destapar un tacho encontró un montón de larvas flotando en el  agua empozada. “Hay que tapar todo,   el mosquito se reproduce en  el mínimo charco”. 

Con un pico, Paredes agujereó el tacho y roció diesel para matar las larvas. También revisó otros recipientes y llantas, en los que aplicó una cucharada de abate, un polvo granulado que impide que el mosquito Aedes aegypti ponga sus huevos.

En Durán, donde hay 20 casos confirmados de dengue  y 50  en análisis,  las personas   toman medidas. Vilma Mendieta vive en la ciudadela Abel Gilbert. A diario, enciende un pedazo de palo santo para espantar a los mosquitos.

En todas las habitaciones colocó toldos y prefiere no tener floreros. “Tengo niños pequeños y tengo miedo de que se enfermen”.  

Según cifras de la Dirección de Salud de Guayas, en lo que va del año se han registrado 212 casos de dengue clásico y ocho de hemorrágico. El año pasado solo se registraron 92 en todo el invierno.  La mayor parte se concentra en zonas populares de Guayaquil, como Bastión, Guasmos y Fortín.

La mañana de ayer, representantes del Ministerio de Salud recorrieron la cooperativa Gallegos Lara (noroeste). Ahí, la ministra de Salud, Caroline Chang, negó que exista un repunte de la enfermedad, pese a que las estadísticas de la Subsecretaría de Salud del Litoral muestran un incremento del 150% con  relación al 2009.

“Los casos son similares a los que se han presentado en los años anteriores, en una gran y franca disminución en comparación con 2006 y 2007. Pero,  de alguna manera, la presencia de momentos de sequía y de lluvias ha alterado el ciclo de los vectores”.

En su recorrido, Chang visitó la casa de Bernarda Zamora. Desde la puerta, la funcionaria le dio algunas recomendaciones. 

“Aquí nos cuidamos, pero por más esfuerzos tenemos el problema de un canal que pasa aquí cerca. Ahí se crían los mosquitos”, dijo Zamora. En su
respuesta, Chang   responsabilizó al Municipio por la falta de obras básicas.  

El director del Snem, Raúl Veloz, explica que tienen un plan para   Guayaquil. Se han distribuido 15 brigadas. Cada una puede intervenir 65 manzanas por día y 1 200 manzanas por día en fumigación a ultra bajo volumen, que es la ambiental nocturna.

Para el subdirector del Snem, Eduardo González,  el clima  incide   en el aumento de los casos.  El experto explica que las altas temperaturas de este invierno favorecen la rápida reproducción del Aedes. “Las larvas, por lo general, evolucionan entre 10 y 14 días. Pero con la temperatura actual el tiempo se reduce a cinco días”.
 
Y un mosquito   hembra   puede  poner hasta   100 huevos.  “El mosquito crece en un florero,  en una piscina,      en el agua del piso.  Por eso, la comunidad debe colaborar con  el control”, dice González.

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