Las ruinas de casas destruidas durante la avalancha la noche del 13 de noviembre de 1985, que terminó con la población de Armero (Colombia). Foto: Archivo / EFE
Dos hermanas colombianas que fueron separadas hace 30 años, cuando sus padres desaparecieron en la avalancha que arrasó con el Municipio de Armero, se reencontrarán en las próximas horas en Bogotá gracias a una publicación en Facebook, informaron hoy 24 de febrero del 2016 medios locales.
Las dos mujeres que en el momento de la tragedia tenían tres y nueve años fueron uno de los miles de casos de niños huérfanos que terminaron siendo adoptados por colombianos y extranjeros.
Lorena Santos (cuya identidad era Suly Sánchez), la menor de las hermanas, fue quien se interesó por buscar a alguno de los familiares que perdió el 13 de noviembre de 1985, cuando la erupción del Volcán Nevado del Ruiz provocó la peor tragedia natural en la historia de Colombia.
Creyendo que encontraría a sus padres, Santos contactó hace un año a la Fundación Armando Armero (FAA), dedicada, entre otras cosas, a reunir a las familias que se vieron afectadas por la avalancha. Al conocer el caso, la Fundación publicó un video de la mujer en su página de Facebook.
De acuerdo con la revista Semana, en enero de este año su hermana Jaqueline acudió a la Fundación luego de reconocer a su familiar. Posteriormente, tras un cotejo de ADN se pudo confirmar la consanguineidad entre las dos mujeres hoy de 33 y 39 años.
Jaqueline viajará este jueves desde Ibagué, capital del departamento de Tolima (centro-oeste), a Bogotá para reencontrarse con su hermana. “Hace 30 años las madres buscaban a sus hijos con carteles, pero ahora las redes sociales nos sirven para ubicarlos”, dijo a Semana el director de la FAA, Francisco González, quien perdió a su padre y hermano en la avalancha.
La tragedia natural ocurrió cuando el aumento de la temperatura del volcán derritió toneladas de sus nieves perpetuas, lo que ocasionó el represamiento del río Lagunilla, cercano a Armero (Tolima).
Armero, un pueblo dedicado principalmente al cultivo de algodón, quedó casi sepultado por el lodo. Apenas unos 2 000 de sus habitantes sobrevivieron.