Redacción Tulcán
Los controles de la Policía Fiscal Aduanera de Colombia, en el Puente Internacional de Rumichaca, fueron flexibles ayer. Los uniformados dejaron pasar los productos de la canasta básica (arrobas de arroz, azúcar y manteca).
La ama de casa Leticia Rodríguez se sorprendió. “La otra semana no dejaron pasar ni un bulto de arroz”. Ella mostró las facturas de los productos y cruzó el puente, en su vehículo.
35 pasos
fronterizos no reconocidos identificaron las autoridades en esa zona fronteriza.El comerciante colombiano Luis Rodríguez logró pasar los bultos de sábanas y de cobijas que compró en Tulcán. “Presenté las facturas y no tuve problema”.
La semana pasada, la Policía Aduanera colombiana restringió el paso de víveres y de otras mercaderías provenientes de Ecuador. Así lo dispuso William Virguez, jefe de la Dirección de Impuestos Aduaneros de Colombia (Dian).
La medida se mantuvo hasta el domingo. Ayer, los policías paraban a los carros que llevaban productos en exceso. A los conductores les pidieron que regresaran. A diferencia de la semana pasada, no retuvieron la mercadería.
Un policía que hacía el control dijo que la nueva disposición era que se permita el paso de los víveres que son parte de la canasta básica. “A quienes lleven para negocio no se les deja pasar”, advirtió.
“Esa restricción para los comerciantes de Ipiales podía quebrar sus negocios”, aseguró Jorge Rodríguez, dueño de una bodega en el sector de La Galería.
Él contó que los conductores de las camionetas le cobran más. “La semana pasada, surtí mi tienda con productos ecuatorianos y el flete me costó USD 60, porque nos movilizamos por los pasos no reconocidos. Antes pagaba USD 40”.
Por ello, para la venta al público, Rodríguez subió USD 0,20 en el precio de la arroba de arroz. Magdalena Benavídez, otra comerciante del sector, optó por comprar productos colombianos. “Son más caros, pero si traía de Tulcán, con los nuevos precios de los fletes, no gano nada”.
Sandro C., conductor colombiano, justificó la elevación en el costo del flete. “Por trocha, el carro se daña y el viaje es más largo. Cuando nos encontrábamos con los policías les dábamos dinero”. No solo la restricción al ingreso de los productos ecuatorianos afectó a los negociantes.
Para Doris Calderón, quien tiene una bodega en Ipiales, los altos aranceles que impuso el Gobierno a varios productos colombianos redujo la venta de confites. “Mis clientes ecuatorianos ya no compran por el nuevo arancel”.
Ella no entiende por qué se toman decisiones que afectan a las ciudades fronterizas. “Las trabas a la economía generan delincuencia, extorsiones, inestabilidad económica, en Nariño y Carchi”.
En esta semana, las autoridades de las ciudades fronterizas de Tulcán e Ipiales se reunirán para buscar un mecanismo que permita flexibilizar aún más el control en el puente fronterizo. Aún no está definida la fecha.
Los visitantes
El fin de semana, los colombianos llegaron a pasear y comprar en la ciudad de Tulcán. Por esa situación, los beneficiados fueron los comerciantes de ropa, sábanas, dueños de hoteles y de restaurantes.
La semana pasada, una comisión del Ministerio de la Producción estuvo en Rumichaca. Los funcionarios constataron las medidas que tomó Colombia.
35 pasos no autorizados se detectaron el año pasado en Carchi, a lo largo de la línea de frontera con Colombia. En estos no hay control.
Según los comerciantes, la falta de fuentes de empleo ha hecho que muchos se dediquen al contrabando.