Coca-Codo: un nuevo tropezón

El Ecuador iba creciendo de modo exponencial y cada vez se demandaba más energía. Las fuentes de generación hidroeléctrica se iban quedando cortas ante el mayor consumo, mientras que la energía térmica resultaba y sigue resultando muy costosa.

El plan maestro de electrificación estaba allí, está allí, y era cuestión de ponerlo en marcha. Un buen avance es la presa Mazar, que entrará en funcionamiento.

Los expertos aconsejan diversificar las fuentes de generación, compensarlas con unas centrales hidroeléctricas que operen en vertientes cordilleranas distintas, aprovechar la lluvia mientras en otros sitios hay estiaje.Durante años los documentos quedaron archivados. Los primeros estudios los realizó el ex Inecel, los tuvo Conelec, los desempolvó un antiguo sindicalista y se lo propuso al Régimen.

Ahí surge la idea de reactivar Coca-Coco-Sinclair. Los estudios iniciales hablaban de un proyecto de 860MW pero se decidió duplicar su potencial. Ocurre que los estudios no están listos y no se sabe además si se ha contemplado con responsabilidad los riesgos. El volcán Reventador pudiera emanar lava por ese mismo cauce, los cambios en el microclima de la zona ya no producen los caudales de hace años, en fin…

Para colmo, el proceso de inversión más costoso del Ecuador empezó sin una licitación. La “primera piedra” que colocó Cristina de Kirchner le costó al país más de USD 5 millones. Fue un gran negocio para la empresa sureña Enarsa, que nos vendió ilusiones. Ahora se rompe con Sinohydro de China, y el Embajador dice que no se puede prestar dinero con la garantía de ese activo, porque no se podrían llevar la central y hacerla funcionar allá. Los chinos, de cultura milenaria, son pragmáticos. Si no se halla una rápida solución, Coca-Codo será una cuenta pendiente de la ‘revolución’.

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