Redacción Deportes
Mientras Juan Carlos Paredes, una de las nuevas contrataciones de Deportivo Quito, se entrenaba en el complejo Ney Mancheno Velasco de Carcelén, la mañana del miércoles 6 de enero, el coordinador del club, Jaime Molina, negociaba el alquiler de una vivienda para él en el edificio Plaza Real.
Molina es un referente
Jaime Molina lleva 20 años desempeñándose como coordinador del equipo mayor del Dep. Quito. Se inició en 1990 como director de las divisiones menores.
Los jugadores del campeón ecuatoriano se entrenaron la tarde del viernes, mientras que en la Universidad SEK se daba una rueda de prensa del equipo. A esa misma hora, Molina ultimaba los detalles de visas para el viaje de los jugadores a Chile, en la noche.
Santiago Jácome siguió un curso de Gerencia Deportiva.
En todos los clubes del país hay personal encargado de cumplir estas labores. Jácome, incluso, propuso en Liga que los jugadores almorzaran en el complejo todos los días.Esta es solo una de las diversas actividades que deben realizar los coordinadores o gerentes deportivos de los equipos de fútbol para satisfacer a los jugadores y cubrir sus necesidades. Y justamente, el inicio de cada temporada es la época de mayor ajetreo para estos personajes.
Molina dice que deben atender los requerimientos de los futbolistas para que se sientan cómodos, sin preocupaciones extra deportivas. Por eso, su labor se inicia desde diciembre, cuando los campeonatos terminan.
Lo primero que hacen los coordinadores o gerentes deportivos, como el caso de Santiago Jácome en Liga de Quito, es arrendar viviendas para los nuevos jugadores o reubicar a aquellos que están desde la temporada pasada. “Depende del jugador si se busca de uno, dos o más dormitorios”, dicen Molina y Jácome. Influye si estarán solos o con sus familiares.
Por lo general, los futbolistas desean residir en los sectores cercanos a los centros comerciales. Los edificios en las calles Portugal y República de El Salvador son los preferidos para alquilar, incluso para los técnicos y sus asistentes. Los clubes pagan mensualmente entre USD 500 y 1 000 como tope. “Si alguien quiere arrendar un departamento más caro debe poner la diferencia”, agrega Jácome.
“Ya está lista la vivienda de Paredes, ahora debo buscarle una a José Aguirre”, cuenta Molina, luego de observar en dónde residirá el nuevo lateral derecho. En tanto, que Jácome indica que cuando el delantero argentino Hernán Barcos llegó a la capital (la tarde del jueves pasado) “su departamento ya estaba listo”.
Otro de los requerimientos de los jugadores, especialmente de los nuevos, es la movilización. Para este caso, Liga cuenta con vehículos propios que los ceden en calidad de préstamo. Mientras que en Deportivo Quito, Carlos Espinoza, propietario de Expo Rent a Car, fiel hincha del conjunto azulgrana, renta sus autos sin pedir dinero de garantía.
Los pasajes aéreos para sí y para sus familiares también es algo solicitado con frecuencia por los futbolistas. Los coordinadores y gerentes deportivos deben reservar con tiempo los tiques y recibir a sus esposas e hijos en el aeropuerto. De ahí, trasladarlos hasta sus residencias. Pero en el caso del equipo de la Plaza del Teatro, Molina, incluso, reserva tours para cuando deseen aprovechar el tiempo que tienen de vacaciones cuando los torneos se paralizan.
Para los extranjeros, estos profesionales deben estar pendientes de conseguir visas de trabajo, y para sus parientes que vengan a vivir, de obtener visas de acompañantes en las embajadas.
Es común ver siempre a Molina y a Jácome con un sinfín de documentos, con portafolios o carpetas, además de un teléfono celular bien cargado para estar siempre en contacto con los futbolistas y con los directivos.
Pero para realizar estas labores, los coordinadores y gerentes deportivos también cuentan con el respaldo de un grupo en diversas áreas. “Es complicado apersonarse de todo uno solo. Necesitamos ayuda”, reconoce Molina, quien se respalda con cuatro o cinco asistentes de diversas áreas.
Por ejemplo, para poder mirar las viviendas adecuadas, el coordinador chulla, quien siempre luce un terno de color azul marino y corbata roja (los colores del Dep. Quito), se apoya en Mariel Dávila, una corredora de bienes raíces.
En el caso de la ‘U’, Magdalena Espinoza es la encargada de ubicar los departamentos. Fabricio Pesántez, de la Comisión de Marketing, en cambio, coordina con las aerolíneas que auspician al cuadro albo, los boletos aéreos y las visas de trabajo para los foráneos.
Jácome dice que trabaja paralelamente con 10 personas, porque los pedidos de los jugadores no se limitan a las viviendas y los vehículos, sino que se extienden hasta los operadores de televisión por cable, de telefonía celular, etc.
“El jugador debe llegar, entrenar y entregarse en la cancha. Nosotros nos encargamos de que estén cómodos y cumplir con sus necesidades. Para eso estamos”, sostiene Jácome, quien defendió a Liga como zaguero central y también fue seleccionado.
De esta manera, deben buscar colegios para los hijos de los futbolistas de entre varias alternativas y estar atentos a cualquier emergencia médica que pueda surgir con los familiares.
Bajo este contexto, los coordinadores y gerentes deportivos se convierten en una especie de hermano mayor del futbolista. Esto, aunque pocas veces viajan fuera del país con los
equipos.