Un año económicamente complejo como el 2016 llevó a los hogares ecuatorianos a reducir sus consumos corrientes con tarjeta de crédito y, más bien, optar por aplazar el pago de sus compras.
Esperanza Valdez reconoce que utiliza su tarjeta de crédito solo para cubrir necesidades de bajo costo, como ropa, cuando le dan facilidades de pago a diferido. Franklin Borja usa sus tarjetas para educación, alimentación y medicinas. Usualmente paga en corriente y “cuando hay necesidad” paga en diferido.
Al cierre del 2016, el saldo de las tarjetas de crédito en crédito diferido alcanzaba los USD 1 974 millones, un incremento de 4,5% respecto del mismo mes del año previo, según datos de la Superintendencia de Bancos del Ecuador. Por el contrario, el saldo corriente disminuyó en 5,7%.
Asimismo, los clientes mantienen la costumbre de pagar las cuotas mínimas o menos de la cuota total. Este rubro, llamado saldo rotativo, prácticamente no varió al cierre del año pasado frente al 2015 y representó cerca de la mitad de las obligaciones de los tarjetahabientes.
En diciembre del año pasado, el saldo total de tarjetas de crédito cerró en USD 4 500 millones. La mayor proporción de deudas por pagar en tarjetas de crédito estaba constituido por saldo rotativo y diferido, entre ambos sumaron 93,7% .
Para el sector bancario, esto evidencia una modificación en el patrón de consumo de los hogares ecuatorianos en cuanto al uso de la tarjeta de crédito.
“Se prefiere utilizar la tarjeta para diferir los consumos. El saldo corriente es un pago inmediato que es más difícil de cumplir si se tiene una restricción presupuestaria”, explica Juan Pablo Erráez, director económico de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca).
Alain Broos, gerente nacional de Tarjetas de Crédito del Banco Guayaquil, coincide con Erráez en que el año pasado hubo un cambio en el comportamiento del tarjetahabiente, lo que se reflejó en una restricción en sus niveles de consumo.
Para hacer frente a una caída de ventas, dijo, el mercado fue invadido con estrategias de descuentos o planes de financiamiento, especialmente con tarjetas de crédito.
Debido a la recesión económica del 2016 es posible que los hogares hayan disminuido sus ingresos y que algún miembro de la familia haya quedado sin empleo, lo que obligó a acudir al financiamiento, como el pago a plazos, explica Erráez.
Fue el caso de Romina Moya, usuaria de dos tarjetas de crédito. A mediados del año anterior, su esposo quedó sin empleo, y para cubrir los gastos del mes debieron recurrir incluso al avance de efectivo.
Banco Pichincha suma 576 200 tarjetahabientes de crédito, de los cuales 42% difiere el pago de sus compras, indicó la entidad en un correo.
Y los hábitos de consumo también cambiaron. Hace un año o dos los tarjetahabientes consumían en supermercados, academias, líneas aéreas, restaurantes y otros. Ahora se paga con tarjeta de crédito, principalmente, en supermercados, farmacias, seguros, comida rápida y talleres, según Banco Pichincha.
Para Miguel Carrillo, gerente de Medios de Pago del Banco del Pacífico, el uso del dinero plástico se ha incrementado en educación, salud, impuestos, alimentación e Internet. El 34% de los clientes de esta entidad difiere sus pagos.
Romina suele utilizar sus tarjetas de crédito para alimentos y medicinas; también para darse un gusto, como un par de entradas para el concierto de Metallica en el 2016 y pasajes aéreos para vacacionar en Guayaquil. “Cuando son montos bajos pago en corriente. Y si es por más de USD 50 utilizo el diferido”.
El uso de este medio de pago ha variado considerablemente los últimos años, explicó Sebastián Quevedo, vicepresidente de Medios de Pago de Produbanco. “Hace cinco años solo se usaba para montos importantes, ahora se hacen pagos hasta por el valor de una carrera en taxi”.
Evelyn Cifuentes, experta en finanzas personales de Fundación Crisfe, recomienda a los tarjetahabientes diferir solo aquellos bienes de larga duración, como el caso de los electrodomésticos.
En relación con los pagos, la experta aconseja pagar la cuota total del mes. “Cuando se paga solo el mínimo se vuelve una deuda impagable, porque ese monto va creciendo con los intereses”.