Jaime Plaza. Desde Barcelona
Posiciones muy contrapuestas que bloquearon los diálogos hicieron que se avance muy poco. La gran misión fue dejar listo un borrador para que la Cumbre Mundial de Copenhague, en diciembre, de vida a un nuevo tratado mundial sobre cambio climático.
Pero en la última ronda de negociaciones que hoy finalizó en Barcelona, España, no hubo acuerdos sobre todo en los porcentajes de reducción de gases de efecto invernadero. Ni en los montos que deben aportar los países y los mecanismos de financiación para los planes de mitigación y de adaptación a los impactos ambientales.
Esto hizo que hoy reine la desazón, decepción y hasta frustración en la mayoría de delegaciones. La sentencia de la española María del Mar Higueras, quien participó como observadora en las negociaciones, fue que en Barcelona “se perdió la gran oportunidad de avanzar mucho más. Aquí se pudo concretar compromisos de reducción de emisiones. A Copenhague se pudo llegar a definir aspectos más concretos”.
Los países africanos, junto con los del Grupo 77 (al que pertenecen la mayoría de latinoamericanos) más China, exigieron que las reducciones sean en el 40% con relación a las emisiones contaminantes de 1990.
Pero los países industrializados, en especial EE.UU. y Canadá, no aceptaron ese planteamiento ni hicieron ofertas concretas. La propuesta estadounidense es que se espere a que su Senado apruebe la nueva legislación ambiental. Hasta tanto los compromisos de la Unión Europea (UE) y de Japón son los únicos concretos sobre la mesa.
La UE planteó unilateralmente una propuesta clara de reducir el 20% de sus emisiones y el 30% si el resto de países desarrollados se comprometen. Los japoneses ofrecen bajar un 25%.
Pero Higueras y el resto de expertos anticiparon que eso no será suficiente para evitar que el calentamiento global siga incrementándose y los impactos sean más contundentes.
Ibrahim Mirghani Ibrahim, delegado de Sudán y en su intervención en nombre del Grupo G77 (al que pertenecen la mayoría de latinoamericanos) más China, no ocultó su “profunda preocupación por el poco progreso que hubo en Barcelona. Con una tendencia a la demora en la definición de las metas fue imposible llegar a un acuerdo”. Durante las intervenciones siguientes, los delegados de África, de la Unión Europea, de los países menos desarrollados y otros respaldaron el planteamiento del G77 más China.
El financiamiento y los mecanismos para la asignación de los recursos fue el otro tema que frenó a los cinco días de negociaciones. Al final no hubo acuerdos sobre en cuánto deben aportar los países desarrollados por ser los responsables históricos de las emisiones de gases y qué compromisos asumen los beneficiarios.
No obstante, Higueras y Julio García, oficial regional de Naciones Unidas, coincidieron en que no se debe perder las esperanzas de que en Copenhague se pueda alcanzar un acuerdo.
Claro que para eso dependerá de la voluntad política de los gobernantes, anticipó Higueras.
La experta española aseguró que el acuerdo deberá ser vinculante, es decir, que obligue jurídicamente a cumplirlo.
También resaltó como un hecho positivo que países como los africanos y, en general, los considerados en desarrollo, hayan tomado protagonismo.
Los primeros incluso la tarde del lunes advirtieron que se retirarían de las negociaciones si no existía un compromiso sobre las cifras de reducción. A esa posición se sumaron los países latinoamericanos y otros. Aquello hizo que se dé más atención a estos temas en las reuniones. El encuentro se cerró a las 21:00.
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