Mariana Andrade. Directora ejecutiva de Ocho y Medio
Redacción Cultura
¿Qué opinión tiene de los filmes apocalípticos, como ‘2012’?
Juegan con el sentimiento fatalista y catastrófico de una población que ha sufrido reordenamientos por la recesión y el quiebre de las empresas, también por el cambio climático. Hollywood conoce el mercado, el estado de ánimo deprimido en el que se encuentra y qué producto puede funcionar en ese contexto. En 2009 tiene el caldo de cultivo perfecto.
¿Y la puesta en escena?
Tienen la parte efectista, ves cómo la tierra se abre o las olas gigantescas; pero no existe un guión sólido, es poco creíble.
¿Por qué etá aquí?
Su experiencia. Directora ejecutiva de Ocho y medio. Doctora en Psicología. Ha producido varios filmes nacionales y festivales.
Su punto de vista. Duda que los filmes efectistas de Hollywood determinen un comportamiento o reflexión en la sociedad.
¿Cuál es la función del cine con este tipo de películas?
Comercio absoluto, con una recaudación multimillonaria y salas llenas a escala mundial. No pasa del entretenimiento.
Entonces, no motiva la reflexión…
Hacen poco en el sentido de concienciar. Son muy bien hechas, pero dudo que determinen un comportamiento mundial o una respuesta local. No te involucras. ‘2012’ genera una recuperación económica enorme y vaya usted a saber si la gente apaga la luz, consume menos agua o tiene mayor cuidado con el medioambiente.
¿Cómo se arma la fórmula que identifica a estas cintas?
Es una suma de elementos: la posibilidad de un presupuesto gigantesco para crear, recrear y contratar director y actores (que es lo que menos importa, porque el guión no puede ser más flojo); conocer el estado de ánimo del público y qué mensaje, qué tipo de historia requiere; tecnología al servicio absoluto; y la experiencia de haberlo probado y conseguido.
¿El público es crítico frente a estas propuestas?
He sentido una decepción enorme, es una sociedad ávida de consumo, a la que le queda la satisfacción de ver espectacularidad en cuanto a efectos especiales y después se va a casa sin un cambio sustancial en su vida. Sin embargo, estoy convencida de que en Ocho y Medio, ‘2012’ sería un fracaso, estoy convencida de que nuestro público es generador de opinión pública y transmisor analítico de temáticas más profundas.
¿Cuáles son las variantes en el tratamiento de este tema en el cine contemporáneo?
La variante está en lo que persigues. Estas películas y los estudios quieren plata, comercializar y llenar de beneficios a sus productores. Yo soy mucho más de procesos, creo que se pueden hacer campañas pero no tendrían ni de cerca la parafernalia de estos filmes. ‘La era de la estupidez’ (Ocho y Medio traerá la cinta para enero), de Gran Bretaña, es un estudio más investigativo y científico de lo que sucederá.
¿La reflexión es más directa desde el documental o desde la ficción?
Con la ficción tienes la capacidad de crear mundo, poner el orden, armar supuestos; sin embargo, cuando la realidad supera a la ficción es hora de hacer documentales.
Creo que el documental ha adquirido mayor fuerza que la ficción para que un contenido te transforme, te inquiete, te permita pensar qué es lo que viste.
La producción nacional está enfocada en lo intimista, lo personal… ¿hay posibilidad de hacer un cine efectista?
No estamos interesados en llegar a eso y no tenemos las condiciones reales. Si vas a hacer algo así tiene que ser perfecto, sino el espectador no se convence. No estamos listos ni en presupuesto ni en temas. El cine nuestro es una industria que esta naciendo, estamos creándola somos artesanos; sí existe un interés en historias personales, de nuestro contexto.