Redacción Jóvenes
Convocar a miles de personas, buscar auspicios, pautar publicidad, contratar artistas internacionales, el hospedaje, el sonido, las entradas… ¡Uf! El trabajo de un organizador de conciertos le quita el sueño a cualquiera.
Pero fresco, que al final, cuando todo sale bien, las ojeras desaparecen. Lo saben los panas de Evolution Arts: Rafael Alfaro, Santiago Rodríguez, Juan Sebastián Guijarro y Kim Bruun. Ellos fueron los responsables de que el festival Kapital, de música electrónica, haya convocado a 4 000 personas en abril.
Siete meses antes estaban en pañales. Por un golpe de suerte, ‘Juanse’ conoció en Galápagos al representante de Infected Mushroom, la banda principal del concierto. Una vez cerrado el trato, los jóvenes dividieron el trabajo en partes: relaciones públicas, diseño y publicidad, logística y las cuentas.
Rafael cuenta que crearon expectativa semanas antes del concierto. “También tratamos de no hacer lo que nos disgusta de los conciertos”.
La publicidad es fundamental para convocar. Por eso, Sebastián Velasteguí y sus socios de agencia -Óscar Troya y Marco Melo (antes Infinity)- tienen toda una estrategia. “Meses antes se manda la música del artista a las discotecas y a las radios, la idea es que suene en todas partes”.
‘Sebas’, a sus 21 años, es un ‘duro’ en la creación de fiestas electrónicas. “Cuando hice mi primer ‘rave’ en Ambato, los inversionistas se asombraron de mis 18 años, pero todo salió bien.
Este joven ha traído DJ de Colombia, Miami y Argentina. Estudia Relaciones Públicas y aplica sus conocimientos.
Estos organizadores se asocian con diferentes personas que también ponen la plata, lo que hace Paúl Estrella (23). Él trabaja en esto desde hace cuatro años y se mueve en el ambiente de las discotecas. Entre las fiestas que ha organizado está El Rejoneo, que fue en La Cantera. Allí se presentaron los artistas
Erre XI (Puerto Rico), Grupo Bip (Colombia), Woposhea (Colombia) y Principal (Panamá).
Este trabajo requiere ser bastante pilas, porque se puede perder plata. “El secreto está en arriesgarse y tener paciencia con los auspiciantes”, dice Paúl.