Mónica Chuji G.
La suspensión de Radio Arutam es una evidencia más de la serie de arbitrariedades del Gobierno y muestra la clara falta de voluntad y apertura para mantener un diálogo honesto, transparente y tolerante con el movimiento indígena.
Como ciudadana ecuatoriana y como parte del movimiento indígena, me sumo al rechazo colectivo manifestado por las nacionalidades y pueblos y otros sectores sociales, al cierre de la Radio Arutam de propiedad de la Nación Shuar en la provincia de Morona Santiago.
También debo expresar mi rechazo a la suspensión de Teleamazonas porque lo que está en juego es la libertad de los ecuatorianos.
Debo aclarar que no defiendo a la empresa, a sus propietarios o a determinados periodistas. Por el contrario, mantengo mi opinión firme y crítica hacia los grandes medios porque en parte han sido responsables de la situación del país y porque deben ser más democráticos, pluralistas y garantes de la democracia.
Aclaro también que mantengo mi crítica a los medios públicos que no son sino copia y figura de los medios a quienes tanto critica el oficialismo. Lo que defiendo es la posibilidad de que hayan voces críticas y autocríticas en todos los espacios mediáticos.
Ahora que se ha cerrado Radio Arutam, una radio con larga trayectoria histórica y única radio en la Amazonia en manos de una nacionalidad, no esperará usted, señor Presidente, que agachemos la cabeza y hagamos caso omiso y legitimemos aquel dicho popular: “aunque marido pegue, aunque marido mate, marido, marido es”.
No, señor Presidente. Nosotros y nosotras somos pueblos con dignidad y con una larga historia de lucha y no nos rendiremos ante usted ni ante ningún gobierno que pretenda acallar nuestras voces.
La democracia se construye con todas las voces y con la participación de todos y todas, y eso aún está por empezar.