Científicos analizan la historia evolutiva de los osos polares

Oslo, Noruega

Un raro fósil de oso polar descubierto en Noruega el 2004 se ha convertido en un tesoro de información esencial sobre la edad y los orígenes evolutivos de la especie, hoy muy amenazada por el calentamiento global.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Pennsylvania, la Universidad de Buffalo, la de Oslo, y otras instituciones, está colocando en su lugar las piezas claves del rompecabezas de la historia evolutiva de los osos polares y los osos pardos, incluyendo su respuesta ante los cambios climáticos del pasado.

Los resultados de este estudio confirman que el oso polar es una especie evolutivamente joven que se separó de los osos pardos hace unos 150 000 años y evolucionó muy rápidamente durante el Pleistoceno tardío, adaptándose probablemente a la apertura de nuevos hábitats y fuentes de alimento en respuesta a cambios climáticos justo antes del último período interglacial.

Muy pocos fósiles de osos polares han sido hallados, lo que ha conducido a una amplia variedad de estimaciones sobre cuándo y cómo exactamente evolucionaron.

El hecho de que estos osos vivan en el hielo, hace que a menudo sus cadáveres caigan al fondo del océano. Sus cuerpos no se depositan en los sedimentos,  como sí sucede con los de otros mamíferos. Sin embargo, en el 2004, un geólogo islandés encontró en el archipiélago noruego de Svalbard un fósil raro y bien conservado, de 110 000 a 130 000 años de edad, consistente en una mandíbula y un diente.

El fósil ha sido desde entonces objeto de una larga serie de análisis, que ha culminado en la secuenciación de su genoma mitocondrial completo.

Aunque los antiguos osos polares sobrevivieron a una época calurosa en el pasado, los actuales pueden tener una menor capacidad de adaptación.

La razón es que  están muy especializados, y bien adaptados morfológica, fisiológica y conductualmente a vivir en el borde del hielo ártico, subsistiendo de unas pocas especies de focas.

Hoy, según un artículo publicado en el diario El País, de España, hay entre 20 000 y 25 000 osos polares en todo el mundo, y de ellos 4  700 viven en el estado de Alaska, EE.UU., (aunque pasan parte del año en Canadá y Rusia).

Se trata de un animal muy querido por los ciudadanos de ese país (protagonista además de multitud de anuncios en estas fechas navideñas), por lo que su inclusión en la lista de especies protegidas plantea cuestiones de gran relevancia política: ¿debería el Gobierno hacer algo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y así salvar el ‘pellejo’ a los osos?

Hoy en día,  el hielo en el Ártico, del que depende para su supervivencia este animal, está desapareciendo, lo que le colocará en peligro de extinción en menos de medio siglo.  Para finales de este siglo las temperaturas medias en el océano Ártico habrán subido algo más de 7 grados, y la plataforma de hielo se reducirá.

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