ANSA
El papa Benedicto XVI afirmó hoy que la ciencia es insuficiente para comprender la realidad, y abogó por su apertura a “revelaciones y llamados divinos”.
Sólo se puede entender la realidad a través de una unidad entre “inteligencia y fe, ciencia y revelación”, las dos luces que guiaron el camino de los Magos, sabios”, pero abiertos al misterio de Dios, afirmó el Papa.
En el Angelus de la Epifanía, el Pontífice subrayó la necesidad de una ciencia no “autosuficiente” , abierta a
“ulteriores revelaciones y llamados divinos”.
Humildad y capacidad de escuchar, dijo Joseph Ratzinger, fueron las dotes principales de los Reyes Magos, señalados como
“modelos” de “auténticos buscadores de la verdad” a los
“sabios” de hoy.
“Los Magos -explicó Benedicto XVI- tuvieron necesidad de las indicaciones de los sacerdotes y de los amanuenses para conocer exactamente el lugar al cual dirigirse si bien eran sabios que estudiaban los astros y conocían la historia de los pueblos”.
“Eran hombres de ciencia en un sentido amplio, que observaban el cosmos considerándolo casi un gran libro lleno de signos y de mensajes divinos para el hombre” , explicó.
“Su saber, por ende, muy lejos de considerarse autosuficiente, estaba abierto a ulteriores revelaciones y llamados divinos”. Al punto tal de no avergonzarse “de pedir instrucciones a los jefes religiosos de los judíos” , puntualizó Joseph Ratzinger.
“Habrían podido decir: lo hacemos solos, no necesitamos de nadie, evitando, según la mentalidad de hoy, toda ‘contaminación’ entre la ciencia y la palabra de Dios. En cambio los Reyes Magos -subrayó- escuchan las profecías y las aceptan”.
Además, llegados a la pobre choza, “habrían podido quedar desilusionados, o al contrario, escandalizados. En cambio, como verdaderos sabios, son abiertos al misterios que se manifiesta de modo sorprendente”.
En vez de regresar a Herodes para anunciar su descubrimientos, aceptaron la advertencia de un sueño, eligieron como “su soberano al Niño”, custodiaron su descubrimiento “en el escondite”, afirmó Benedicto XVI.