En la gráfica se observa a estudiantes que perdieron los puntos de las licencias. Ellos comparten la clase con choferes de buses que se capacitan en una escuela del norte de Quito. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
En el aula están 30 estudiantes. La mayoría son choferes profesionales, pero sus licencias están inhabilitadas.
¿Cuál es la razón? Perdieron los 30 puntos y por eso cada sábado y domingo deben asistir a un curso para recuperar al menos 20. La clase es intensiva y dura cuatro horas. Los conductores que eligen ese horario tienen urgencia de recuperar sus permisos, pues son choferes de buses urbanos.
De hecho, de esos 30 alumnos al menos 20 conducen este tipo de automotores. Uno de ellos es Marco, un hombre de 35 años que trabaja en una compañía del norte de Quito. Hace un mes se quedó sin puntaje en la licencia y desde entonces el dueño del bus no le confía la unidad.
En su remplazo está su cuñado, quien también perdió los puntos en enero, pero pasó el curso y volvió a manejar.
Ahora, Marco dice que repasa cada fin de semana la Ley de Tránsito, pues es una de las cuatro materias que reciben en la capacitación. Las otras asignaturas son seguridad vial, psicología y primeros auxilios.
Nelson Delgado es el director académico del Sindicato de Choferes de Pichincha. A esa entidad cada dos meses llegan entre 50 y 60 choferes que necesitan recuperar sus permisos. Datos del Sindicato refieren que de todos los alumnos que asisten a las aulas, al menosel 70% corresponde a personas que conducen buses.
Ese porcentaje también se replica en los demás centros de conducción. Así lo corrobora Vinicio Manzano. Él es el presidente de la Asociación de Escuelas de Conducción. Ese gremio agrupa a cerca de 250 institutos a escala nacional. De esos, 62 están habilitados por la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) para ofrecer el curso de recuperación de puntos. Ese número se incrementó este año, pues hasta el 2016 en el país estaban habilitadas 26. En Quito, Aneta es otra de las escuelas que ayuda a recuperar el puntaje.
Allá también llegan los choferes de buses. Por ejemplo, Alexander va de lunes a viernes a la capacitación. Su licencia quedó inhabilitada porque tenía sanciones por ocasionar un accidente de tránsito, por exceso de pasajeros, por parar en lugares restringidos y pasarse la luz roja de tres semáforos.
Ahora durante dos horas observa imágenes y videos de accidentes viales. “Esas herramientas sirven para que los alumnos concienticen la responsabilidad de conducir”, señala Gorki Obando, gerente de Aneta. Él explica que la capacitación consta de 30 horas. Luego los alumnos deben pasar un examen psicológico.
Ahí se determina si son aptos o no para volver a las calles. Además, explica que el alumno tiene cuatro oportunidades para recuperar el puntaje. La primera vez obtiene 20 puntos y la licencia se suspende por 60 días. En cambio, si es reincidente apenas le habilitan 15 y le sancionan con 120 días de prohibición para conducir.
En la tercera y cuarta oportunidades, el conductor podrá recuperar solo 15, pero tendrá una suspensión de un año.
De allí que la ANT revela que hasta julio del 2016, en el país perdieron los puntos 2 681 transportistas. José Santamaría es el presidente de la Cámara de Transporte de Quito y admite que los choferes de buses son los que más van a las escuelas para recuperar el puntaje.
Sin embargo, aclara que eso no significa que sean los que peor conducen, sino que se relaciona con las horas que deben estar frente al volante, pues según datos de la Cámara de Transporte, los choferes de buses trabajan hasta 10 horas diarias ininterrumpidas. El promedio en los demás conductores apenas es de tres horas. Por eso, dice que son más propensos a ser sancionados.
Además, señala que las infracciones son muy drásticas. Por eso han pedido, incluso, al presidente Rafael Correa que se flexibilice las multas, pues por estas causas en el 2012, más del 50% de transportistas de Quito perdió el puntaje y tuvo que retirarse de la profesión. En las escuelas también conocen esa realidad.
Pero ahora los choferes prefieren pagar a otros conductores para que manejen en las horas picos o toman rutas alternas para evadir los controles. Esto último hace José Luis. Él conduce un bus en la ruta Guamaní – La Marín. Dice que ya sabe los puntos donde hay policías y en ese tramo le da el volante al ayudante. También asiste a clases cada fin de semana.
En su aula están tres compañeros de su compañía. Todos manejan con cero puntos.
Otra estrategia que tienen las escuelas para enseñar es formar grupos de acuerdo al tipo de conductor. De esta forma se fortalece la capacitación para evitar las faltas que cometen específicamente los conductores, pues el contenido del curso es general.
En las escuelas han optado por esta opción para segmentar la enseñanza y tratar las fallas de los choferes de buses, taxis y vehículos particulares. A los transportistas les dicen que no deben hacer carreras para ganar pasajeros y que solo deben detenerse en paradas autorizadas, pues son las faltas que más cometen.
Pero la Asociación de Escuelas de Conducir ya ha planteado reformas al pénsum de estudios para la recuperación de puntos. Entre esas propuestas está que las capacitaciones sean específicas por tipo de conductor. Es decir que no sea general como es ahora, pues los errores son distintos según el vehículo que manejan.
También han propuesto que se adicione clases prácticas. Eso no ocurre actualmente. Los alumnos solo reciben teoría y para organismos como Seguridad Vial eso es un error, pues también se debe fortalecer la conducción. Esas iniciativas están analizándose en la ANT. La entidad actualmente lo que hace es controlar a las escuelas que ofertan los cursos. Periódicamente van y verifican el contenido de la capacitación y los espacios físicos. Si cumplen los estándares establecidos el permiso de funcionamiento es renovado.