En un signo de cambio en las relaciones entre los vecinos asiáticos, el jefe de Estado y partido chino, Xi Jinping, visita desde el jueves, 3 de julio, Corea del Sur, antes de acudir a Corea del Norte, algo que no ocurría en más de 20 años y que probablemente no ha gustado en la cúpula norcoreana.
Y es que la visita de Xi a Seúl ha puesto a Pyongyang en una posición incómoda, pues tradicionalmente los jefes de Estado chinos siempre habían visitado primero Corea del Norte antes de continuar viaje a la vecina del sur.
Pero primera vez desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Seúl y Pekín en 1992, un líder chino rompió con esa costumbre y fue primero a la capital surcoreana.
Mientras, el líder norcoreano, Kim Jong-un, sigue esperando una invitación de Xi para viajar a Pekín, en lo que ha sido visto como un signo de distanciamiento de China de Corea del Norte en los últimos años.
El momento de la visita de Xi a Seúl no sorprende, dada la aparente fortaleza de las relaciones entre él y la presidenta surcoreana, Park Geun-hye. Es la quinta vez que se reúnen desde el nombramiento de esta última en febrero de 2013.
China es el mayor socio comercial de Corea del Sur, y se espera que los dos países aceleren las negociaciones para alcanzar un acuerdo de libre comercio.
Los analistas surcoreanos consideran que los test misilísticos realizados por Corea del Norte a comienzos de esta semana son una muestra evidente del disgusto de Pyongyang por la visita de Xi a su vecino del sur.
Corea del Norte ha lanzado decenas de misiles en los pasados meses, los últimos dos de corto alcance disparados al Mar del Este o Mar de Japón, el miércoles.
Los líderes surcoreano y chino emitieron también un comunicado conjunto sobre la cuestión clave del programa nuclear norcoreano, reafirmando su objetivo de una península libre de armas nucleares y exigieron la reanudación de las conversaciones multilaterales sobre la cuestión.
Park dijo a periodistas que la visita de Xi fue un signo claro de que quiere que Corea del Norte ponga fin a su programa atómico. Pero la cuestión sigue siendo complicada para los vecinos asiáticos.
Los expertos coinciden en que es improbable que Pekín quiera cortar lazos con Corea del Norte y Pekín sigue evitando nombrar explícitamente a ese país en sus comunicados sobre la desnuclearización, en los que se apega a la expresión “península coreana”.
“La larga cuestión nuclear norcoreana es un factor volátil que muestra el riesgo de intereses de seguridad estratégicos enfrentados entre los dos vecinos”, escribe Chung Jae-hung, experto surcoreano del Instituto de Estudios del Lejano Oriente (IFES).
“Tenemos que lograr que China dé pasos concretos dejando claro que las relaciones entre Seúl y Pekín no pueden avanzar sin una resolución sobre la crisis nuclear norcoreana“, señaló el experto en declaraciones al diario “Chosun Ilbo”. Informaciones recientes constataron que China se está preparando para un colapso del régimen norcoreano, que supondría un riesgo para Pekín, pues una eventual reunificación de la península coreana podría suponer la presencia de tropas estadounidenses hasta la frontera china.