“El problema es tener a un prestamista tan fuerte, que crea una relación asimétrica y que controla el petróleo”: Paulina Garzón, directora de la Isscal. Foto: Cortesía de Paulina Garzón
Paulina Garzón, directora de la Isscal, es cofundadora del Centro de Derechos Económicos y Sociales en Ecuador y hoy dirige la Iniciativa para las Inversiones Sustentables China-América Latina auspiciado por el Programa de Derecho Internacional Ambiental Comparativo del Colegio de Leyes de American University en Washington DC.
Ella cuenta con una maestría en Política Pública de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard.
¿Hay una dependencia de Ecuador con China? ¿En qué se evidencia?
Hay una gran dependencia. Eso se evidencia en las cifras de endeudamiento chino. A partir del 2010 China comienza a prestar masivamente a Ecuador. Hoy es el prestamista bilateral con el mayor porcentaje de la deuda externa con China. Además, no son simplemente préstamos que se devuelven con intereses, sino que tienen características que hacen que China sea especialmente influyente en el Ecuador.
¿Cuáles?
Son préstamos de corto plazo y con intereses muy altos, donde China no corre mucho riesgo sino que además se pagan con petróleo; es decir, son operaciones financieras de rápido retorno; y están atados a la contratación de empresas chinas. China tiene un gran papel como prestamista, pero también como contratista.
¿Con qué efectos?
Ese flujo de recursos ayudó a dinamizar la economía en un momento en que el Ecuador no tenía suficiente acceso a mercados financieros después de la moratoria de la deuda. Fue como el cajero automático para el Gobierno ecuatoriano. Ayudó a construir obras, dio una sensación de bienestar en el corto plazo. Pero ahora que el precio del petróleo ha caído y hay que empezar a pagar los préstamos, con intereses altos y plazos muy cortos, eso está creando un gran problema.
¿Eso ocurre solo con Ecuador?
El Banco de Desarrollo de la China -que es el banco que presta más del 70% de los dineros que llegan al continente- tiene una estrategia muy fuerte de negocio que se llama el triángulo de hierro: China le presta a un gobierno para que contrate a una empresa china. Así opera el financiamiento chino en América Latina, África, Asia.
¿Qué explica la fuerte presencia de China en Ecuador y en la región?
El proceso de expansión de China empezó a finales de los ochenta y luego tomó fuerza a mediados del 2000 bajo la política ‘going out’. Esa estrategia significaba que China iba a salir de sus fronteras, principalmente por tres razones: tenía una sobrecapacidad instalada de bienes y tenía que sacar sus productos para venderlos fuera; necesitaba encontrar los recursos naturales (petróleo, cobre, etc.) que no tenía para continuar siendo la fábrica del mundo; y tenía una sobrecapacidad productiva y de dinero, tenía que exportar capital y servicios que proveen sus empresas.
¿A cuánto ascienden los recursos inyectados por China en Ecuador?
Los préstamos chinos han alcanzado los USD 13 708 millones entre el 2009 y abril del 2016. Por fuera de lo que es deuda pública es difícil ver. Desde ese país no hay fuentes oficiales que den esa información.
¿A qué se han destinado esos recursos?
De lo que yo he visto es más para vías o proyectos hidroeléctricos. En los últimos préstamos de China se anunció que una parte iba a destinarse para obras y el resto para pagar contratistas. Aunque no se dio más detalles, es interesante porque, al mismo tiempo, Venezuela recibió dos préstamos, cada uno de USD 5 000 millones. Uno entraba al presupuesto, pero el otro era para cancelar deudas con contratistas chinas.
Para muchos, China solo ha desplazado el peso que antes tenían los multilaterales. ¿Por qué debe preocupar?
Es la misma preocupación. El problema es tener a un prestamista tan fuerte, que crea una relación asimétrica. Es un prestamista que tiene el control sobre los recursos petroleros del país. El peso y la voz de China son muy importantes como lo fue en otro momento el FMI. Por otro lado, los proyectos o inversiones chinas se dan en zonas que son sumamente vulnerables en términos sociales y ambientales. Y, tercero, una cosa que hace diferente la relación con los multilaterales es que la relación con China se ha fundado bajo la premisa ganar-ganar, con una deuda de plazos más cortos y altas tasas.
¿Cuán más altas?
Del 7 y 8%, mientras que los multilaterales tienen un promedio 4 o 5%.
¿Qué hacer frente a esto?
Si bien el país no ha estado en condiciones de acudir a los mercados financieros, los recursos que Ecuador ofrece son estratégicos para el gigante asiático. También hay que entender que China requiere enviar a sus empresas a construir los proyectos. Ecuador hubiera podido aprovechar esos temas que estaban jugando a su favor para tener una posición más fuerte y negociar intereses más bajos, plazos más largos. Venezuela acaba de conseguir un año de moratoria para no enviar cargamentos de petróleo hacia la China para no pagar sus préstamos. Creo que Ecuador necesita pensar en cómo aproximarse a China para renegociar su deuda.
¿Es posible un acercamiento de ese tipo?
Existe un instrumento que se debería estar analizando y pensando el Gobierno ecuatoriano. China publicó en el 2008 el ‘White Paper’, que establece cómo se relaciona con América Latina. Ahí ya habla sobre la posibilidad de condonar deudas en situaciones especiales. Además de renegociar o buscar una condonación de la deuda, se debe retomar las licitaciones, una práctica saludable para escoger las mejores ofertas. Y, tercero, impulsar un diálogo abierto con la sociedad civil, gobierno e inversionistas para definir, en colectivo, un proceso de desarrollo sostenible.