Chimborazo se convierte en zona ganadera

Los campesinos usan este tipo de tanques para preservar la calidad de la leche para la industria. Foto: Glenda Giacometti/EL COMERCIO

Los campesinos usan este tipo de tanques para preservar la calidad de la leche para la industria. Foto: Glenda Giacometti/EL COMERCIO

Los campesinos usan este tipo de tanques para preservar la calidad de la leche para la industria. Foto: Glenda Giacometti/EL COMERCIO

El cambio de los cultivos de maíz, papa y hortalizas por pastos y potreros para el ganado lechero se ha intensificado en Chimborazo.

Los ingresos económicos fijos y a corto plazo, los bajos riesgos y el precio estable de la leche son factores que convencieron a los agricultores a cambiar de actividad.

Un estudio realizado por el Gobierno Provincial de Chimborazo muestra que la tendencia al cambio de actividad económica se inició en el 2012, pero se intensificó al año siguiente. En ese período, la cantidad de hectáreas cultivables con pastos y forrajes para alimento de los bovinos se in­crementó de 96 000 a 103 977.

Para Carlos Tixi, un ganadero de Licto, a 40 minutos de Riobamba, la agricultura se convirtió en una pérdida de dinero y tiempo, mientras que “la ganadería llegó como una bendición que los libró de la pobreza”.

Él reemplazó los cultivos de maíz y papa para adecuar potreros de pasto para sus seis vacas lecheras. “En tiempos de cosecha, el saco de las papas llegaba a costar entre USD 5 y 6. Eso no representaba ninguna ganancia para nuestra familia. Además, esperábamos todo el año para cosecharlas”, cuenta Tixi.

De hecho Licto, su parroquia natal, es reconocida en Chimborazo por el maíz seco y tierno, ya que abastece a los mercados de Riobamba. Pero durante la cosecha -entre junio y septiembre- los precios caen debido a la sobreproducción que suele ocurrir.

En cambio, el precio de la leche se ha mantenido entre USD 0,40 y 0,45 desde el 2016. “El precio es fijo y cada mes cobramos nuestras ganancias. Ya no perdemos dinero”, afirma Tixi, quien también es el presidente de la Asociación de Productores de Licto.

Esa agrupación está integrada por 180 personas. Ellos se organizaron y ahora incluso cuentan con un centro de acopio de leche propio, que fue donado y equipado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería. Allí se recogen 1 000 litros de leche cada día y de esa manera se conserva la calidad del producto para la industria.

“Cuando empezamos la organización, en el 2016, éramos la mitad de socios. Luego la gente vio las ventajas de la ganadería y se fueron sumando poco a poco”, cuenta Fabiola Bonifaz, administradora del centro comunitario.

Una fuerte helada que acabó con todos los sembríos de maíz a solo unos meses de la cosecha fue “la gota que derramó el vaso”, según Asiencio Lema, otro agricultor que se estrenó en la ganadería hace solamente dos meses.

“Habíamos invertido todo nuestro dinero en el maíz que sembramos con un socio. La helada fue tan fuerte, que hasta los tallos se secaron y no pudimos ni alimentar a los animales. Los agricultores siempre perdemos, así que decidí cambiar los cultivos por vacas lecheras. Fue una buena decisión”, opina Lema.

El desafío más grande que enfrentan los agricultores que deciden cambiar de actividad es la inversión que deben hacer en la compra de ganado. Se pueden adquirir ejemplares de raza holstein o brown swiss desde los USD 1 500, que son las más idóneas para la región.

Los agricultores optaron por solicitar préstamos pequeños para adquirir los animales y, además, accedieron a los programas que el Ministerio de Agricultura y Ganadería ofrece para ese sector.

Esa entidad trabaja en el mejoramiento genético de los animales con inseminación artificial, además ofrecen acompañamiento técnico y apoyo en la comercialización de la leche, por lo que la compra de casi toda la producción está garantizada.

Pero según Juan Carlos Arellano, del departamento de Ordenamiento Territorial del Gobierno Provincial, los efectos de la conversión económica no han sido del todo positivos. El incremento de cabezas de ganado y de áreas para potreros y pastos también influyó en el avance de la frontera agrícola hacia nuevas zonas.

“Chimborazo era conocido como el ‘Granero del Ecuador’. Ahora notamos que vamos en camino a ser una provincia ganadera. En todos los sectores donde hubo incremento de cabezas de ganado, también hubo un avance de la frontera agrícola, por lo que también puede haber cambios ambientales”, afirma Arellano.

De hecho, Chimborazo se posesionó en cuarto lugar en producción de leche a escala nacional en el 2016, después de Pichincha, Cotopaxi y Azuay, mientras que en la producción de granos como maíz y fréjol, bajó del tercero al quinto puesto.

En contexto

La provincia está por encima de zonas tradicionalmente lecheras como Carchi, que ocupó el sexto puesto en la producción durante el 2016. Pese al aumento del hato ganadero, la agricultura aún es la actividad más intensa de esta zona.

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