Redacción mundo , DPA y ANSA
Sea el vencedor de derecha o socialista, no debería haber cambios en lo que es disciplina macroeconómica y finanzas”. César Pérez-Novoa, director ejecutivo de Estudios de la firma Celfin Capital, resume así la tranquilidad que reina en Chile, de cara a la elección presidencial de este día.
Bachelet pudo hacer más
La presidenta Michelle Bachelet no aprovechó su enorme capital político con un 80% de adhesión para realizar cambios más profundos en la sociedad chilena, según analistas.
El Premio Nacional de Humanidades y cientista político Manuel Antonio Garretón afirmó que “el gran déficit de Bachelet es no haberse jugado por una nueva Constitución”.
El director del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea, Carlos Hunneus, opinó que “no hubo reformas importantes que vayan a disminuir la desigualdad”.Una muestra de ello es que los mercados financieros chilenos esperan en calma la elección presidencial, aunque en las ruedas bursátiles pudiera haber sonrisas si triunfa Sebastián Piñera, un multimillonario empresario de derecha, como lo anticipan los sondeos.
Entre los analistas hay coincidencia en que no se esperan sobresaltos ante los comicios, los más reñidos en dos décadas de gobiernos democráticos de un bloque de centroizquierda, principalmente por el amplio consenso en el país sobre el modelo social de mercado vigente.
“La política fiscal y monetaria están razonablemente bien arraigadas y operan en un marco relativamente estable e institucionalizado. Es poco probable que cambien mucho con cualquiera de los candidatos”, señala Guillermo Mondino, jefe de Investigación para Latinoamérica de Barclays Capital.
Las encuestas ponen en ventaja al empresario y líder opositor Piñera, dueño de una fortuna calculada en más de USD 1 000 millones, con negocios en la aerolínea LAN, el popular club de fútbol Colo Colo y un canal de TV, entre otros, según la revista especializada Forbes.
Luego del desmantelamiento de la dictadura del general Augusto Pinochet, Chile celebra hoy sus quintas elecciones presidenciales tras el retorno a la democracia en 1990, a dos días de que los países más ricos del orbe formalicen su ingreso al club de las naciones desarrolladas, la OCDE.
El futuro Mandatario chileno asumirá un país que dejó de ser una de las economías más pobres de América Latina ( llegó a tener un 30% de desempleo en los años ochenta) para transformarse en la más rica de la región, en términos de ingreso per cápita, según el FMI.
Ocho millones de electores, en una población de 17 millones de personas, escogerán al líder que los conducirá en el Bicentenario y los guiará a tener hacia 2014, se calcula, un ingreso per cápita superior al de Corea del Sur, Portugal y Grecia.
Además, Chile cuenta con la economía de menor riesgo crediticio de América Latina y el país ha ganado aplausos por haber ahorrado en fondos soberanos los recursos que obtuvo del auge en el precio del cobre y que le permitieron financiar el gasto fiscal en un año en que el PIB caerá entre 1,5 y 2,0%.
No obstante, la gran deuda del modelo libremercadista y de control inflacionario impulsado en Chile es la equidad. En cifras, el 4% más rico, 480 000 personas, acapara el 25% de las riquezas, según cifras del Gobierno. O más dramáticamente, el 1% de las familias más ricas retiene los ingresos con que sobreviven los 8 millones de chilenos más pobres.
La inequidad o exclusión también se refleja en la participación política. Desde 1990 a la fecha solo 500 000 nuevos votantes se inscribieron.