Desde El Panecillo se puede apreciar que la mayoría de las cubiertas del Centro Histórico está hecha de tejas. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO.
Las cubiertas de 154 edificaciones del Centro Histórico de Quito estarían en riesgo ante una eventual caída fuerte de ceniza volcánica. El peso de este material haría que estas estructuras cediesen y causen afectaciones a 500 familias, según datos del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP).
En el Centro Histórico, en total, están registrados 5 000 bienes inmuebles. Desde El Panecillo se puede apreciar que los techos de las viviendas, conventos, iglesias, museos entre otros, en su mayoría, son de teja. Sin embargo, en ciertos predios se utilizan láminas de fibrocemento o zinc. En algunos casos, estos últimos materiales son sujetados con ladrillos o piedras.
Edwin Maldonado, morador de San Sebastián, comentó que tras la activación del volcán Cotopaxi, en su familia todavía no se ha tomado medidas de prevención para que la casa soporte una posible caída fuerte de ceniza. Dice que no ha recibido información específica sobre cómo debe actuar en ese caso. Pero él se siente seguro.
El predio que habita, en las calles García Moreno y Ambato, está en buenas condiciones. La casa es antigua, pero no hay goteras ni parches en el techo.
Hacia el occidente, en San Diego, la situación de Rosa Toapanta, es diferente. Ella recordó que en su casa no se ha hecho una inspección de la cubierta desde hace 15 años. En esta temporada de lluvias, las filtraciones de agua son frecuentes. “Contrataré un maestro para que arregle el tejado”.
La acumulación de ceniza en los techos representaría una carga extra de peso. El cielo raso se podría también deteriorar, por esto Hernán Orbea, docente de arquitectura de la Universidad Católica del Ecuador recomendó a los moradores del Centro Histórico tomar precauciones.
A propósito del proceso eruptivo en el que se encuentra el Cotopaxi, las personas deben revisar que las tejas de los techos estén traslapadas (ubicadas correctamente), que no estén rotas ni tengan exceso de humedad (hongos). La inspección se la debe realizar tomando medidas de prevención, para evitar accidentes.
En los tejados, se sugiere no emplear parches de zinc o fibrocemento, porque disminuye la resistencia del techo.
Si se registra una caída de ceniza, la limpieza se la debe realizar cuando termine de caer el material. Las personas deben utilizar andamios o escaleras. Además se deben proteger con gafas, mascarillas y guantes.
Para quitar el polvo se debe usar una escoba, no hay que emplear agua. La ceniza se debe recoger en fundas medianas, para evitar que se rompan.
La protección de los bienes del Centro Histórico es una responsabilidad compartida, entre dueños, administradores y autoridades, precisó Dora Arízaga, directora del IMP. En esta entidad se cuenta con cinco brigadas para difundir las medidas de prevención con los vecinos de esta zona. Y en caso de una caída de ceniza se encargará de proteger los monumentos con plástico.
Además de las casas, monumentos, iglesias y conventos del Centro requieren de cuidados, ante una posible caída de ceniza. El propósito es preservar las obras artísticas: murales, retablos, lienzos, esculturas, mobiliario…
La iglesia de San Francisco, ubicada en las calles Rocafuerte y Cuenca, cuenta con un plan de contingencia para proteger alrededor de 3 000 bienes artísticos y a los feligreses.
Si se produce una caída fuerte de ceniza se protegerá con plástico las ventanas y puertas para impedir el ingreso del material. Con los retablos, esculturas, lienzos se hará lo mismo, informó Héctor Vega, técnico de la Orden Franciscana en el Ecuador. “Si se cambia la alerta a naranja, incluso, se podría cerrar las puertas de la iglesia”.
La limpieza se hará con equipos especiales. La ceniza es abrasiva (similar a la lija) y podría dañar estos bienes.
Más al norte, en San Juan, en las calles Benalcázar y Galápagos, a las hermanas Agustinas de la Encarnación, antes que las obras de arte les preocupa mantener en buen estado la infraestructura del monasterio. Pero aún hay trabajos pendientes. La cubierta del noviciado y la crujía este se encuentran deterioradas. En estos sitios, no se han realizado mejoras, por la falta de recursos económicos, sostuvo Ana Lucía del Espíritu Santo, priora del convento.