Pablo Madena y Aida Arcos en el restaurante Pyms celebraron San Valentín la noche del 13 de febrero del 2015. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
Globos en forma de corazón, guirnaldas y frases alusivas al sentimiento que mueve al mundo: el amor. Esa es la decoración que predomina este 14 de febrero en bares, restaurantes, floristerías y una buena parte de negocios en la capital. Pero este periplo que rinde tributo a San Valentín empezó a tomar forma desde la noche del viernes 13 de febrero.
La frase que reza que el amor hace sentir a las parejas en las nubes describe a la perfección la velada que tuvo lugar en El Escondite de Cantuña, ubicado en el sector del Itchimbía.
El color rojo, que denota pasión, fue mayoritario en ese restaurante que cuenta con una de las mejores vistas del Centro Histórico de Quito.
Algunos restaurantes de la Plaza Foch lucen arreglos de San Valentín. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
En medio de un gran ventanal, que permitía ver como lentamente la neblina cubría las cúpulas de los templos, permanecían los recién casados Andrea Sánchez y Daniel Maldonado. El día previo a San Valentín fue para ellos una suerte de extensión de su luna de miel. “Nos dimos el sí definitivo el 23 de enero pasado”, contó Andrea, quien destacó la atención y el menú especial que se preparó en esta fecha. Ellos contrajeron nupcias ante la ley luego de una relación que se consolidó durante seis años y medio. “Desde que estamos juntos siempre hemos celebrado San Valentín“.
Javier Vargas, administrador del restaurante, dijo que para este 14 de febrero se preparó un plato especial: lomo en salsa de mariscos. La música en vivo también acompañará a los enamorados que deseen renovar su compromiso desde las alturas.
En la loma ubicada frente al Itchimbía, El Panecillo, las manifestaciones amorosas se concentraron en el lujoso restaurante Pim’s, que contó con un lleno total. La velada nocturna significó el debut de los esposos Pablo Medina y Aida Arcos en ese local gourmet. “Es la primera vez que venimos y nos ha sorprendido gratamente”, dijo Medina, ingeniero electrónico de profesión de 32 años. Ellos ordenaron langostinos y un plato singular que llevaba el nombre de ‘cerdo apasionado’. Luego de terminar su cena, marinada con vino tinto, la pareja estampó un singular mensaje en la bitácora del local, para que la fecha quede inmortalizada en la historia del restaurante.
Amigos disfrutan de una cena en la noche del 13 de febrero del 2015 en un restaurante del Itchimbia. Foto: Alfredo Lagla / EL COPMERCIO
Bajo la celosa mirada de la virgen de Legarda, Medina y Arcos contaron que su ‘noche amorosa’ continuaría en otro lugar inundado de poesía y bohemia. Se trató de la calle Juan de Dios Morales, más conocida como La Ronda.
En ese sector, llamó la atención la novedosa estrategia de la pizzería Reina de La Paz para atraer a las parejas. Stefano Volpato, originario de Venezia (Italia) contó que para conmemorar el amor se decidió preparar pizzas en forma de corazón, decoradas también con velas y pétalos de rosa.
A pesar de que pocos negocios en La Ronda se prepararon para los ‘flechazos del dios del amor’, calle abajo, las fresas cubiertas de chocolate-que se expenden a USD 1,50- se convirtieron en un ‘abrebocas’ ideal para los ‘tortolitos’, como Adriana Naranjo y Romel Calderón, ambos de 18 años. “Acabamos de llegar y quise sorprenderla con frutas y chocolate”‘ dijo Calderón, que actualmente se prepara para iniciar su instrucción superior.
Más al norte, en la zona de la Plaza Foch, los globos blancos y rojos colocados en la entrada de los locales propiciaron un ambiente festivo. Aprovechando la coyuntura, unos pocos comerciantes informales ofertaron rosas, a cincuenta centavos y corazones inflables, a dos dólares. “Esperábamos más gente”, dijo Martha Suntaxi, una de las vendedoras.
El largo feriado de carnaval, en efecto, incidió en el flujo de personas que acudió a esa parte de la zona rosa de La Mariscal. Pese a eso, en bares temáticos como el Rodríguez, localizado en la calle Foch, sí se notó un mayor entusiasmo, propio del San Valentín.
En ese bar, que se ubica en la segunda planta, las risas eran permanentes en la mesa de Fernando y Pamela (prefirieron que no se citen sus apellidos). Mientras disfrutaban de dos micheladas, la pareja de novios contó que su celebración arrancó cuando salieron del trabajo. Pamela, visiblemente entusiasmada, dijo que envió al domicilio de su enamorado un regalo especial. “Espero que le guste, el aún no sabe lo que es, pero el presente ya está en su casa”.
Ante esa confesión, Fernando dijo que aún tiene todo un día (hoy) para llenar de halagos y sorpresas a su concubina.
En buena parte de bares y discotecas de La Mariscal, el ambiente fue similar- con menos gente eso sí- al de cualquier viernes.
Pero más al norte, específicamente en donde se ubican una docena de lujosos y llamativos moteles, la afluencia fue distinta. Al acercarnos a la puerta de entrada a uno de los moteles que lleva el nombre de un conocido emperador romano, el guardia de seguridad indicó-con un gesto de sus manos-que no había donde estacionar el carro. Esa fue una señal de que ese motel estaba totalmente lleno aproximadamente a las 23:00.
Pero en el resto de sitios donde su consuma el acto carnal, no se notó demasiada presencia de parejas o amantes. De hecho, en las calles que rodean a los moteles en el sector de Carcelén, no hubo filas ni complicaciones en el tráfico.
Así, entre globos, corazones, cenas románticas o cocteles que despiertan el líbido, se vivió la noche previa y los primeros minutos del día de San Valentín en Quito.