Henry Llanes
Sobre el caso Filanbanco, en el transcurso del segundo semestre de 2009, en dos monólogos sabatinos, en donde nadie puede preguntar y replicar fuera del libreto, el Presidente de la República manifestó que el monto de los bienes incautados a los Isaías era de USD 600 millones, y que la deuda que estos tenían con el Estado era de 450 millones, por lo tanto había que devolverles un vuelto, que los intereses no debían exceder el monto del capital, etc.
¿Por qué el Presidente de la República se anticipó en dar información sobre un caso tan delicado que por ley le corresponde a la Superintendencia de Bancos y no a él?, ¿por qué se arrogó funciones sin consultar previamente al organismo de control sobre el resultado de las auditorías que estaban en proceso?, ¿por qué se anticipó en dar a conocer montos de la deuda?, ¿por qué dijo que había que devolverles un vuelto, vuelto que siempre quiso ese grupo que les devuelva el Estado?
En octubre de 2009, la liquidadora de la Superintendencia de Bancos, sobre el caso Filanbanco, Soraya Bajaña, informó que la deuda del Grupo Isaías era de USD 1 055,5 millones, comprendido en este monto USD 545,9 millones por concepto de intereses en 10 años de mora, con lo cual se entiende que el capital prestado fue de USD 509,6 millones.
Sobre la deuda de Filanbanco debe pronunciarse la Superintendenta de Bancos y no el Presidente de la República.
OFENSAS A CANTINFLAS
Giovanni Rosanía Schiavone
La catarnica venezolana indolente frente a la tragedia de Haití habló de una invasión del imperio, cuando los norteamericanos desplegaron tropas de ayuda, para poner orden al caos luego del terremoto.
Acusó al “imperio” de haber causado la tragedia al provocar intencionalmente, con una tecnología oculta, un terremoto y la destrucción de Haití.
¿Qué nos habrá querido decir? Se ha convertido en el mayor enemigo de los medios clausurándolos a diestra y siniestra.
Decir que estas expresiones son una “cantinflada” es una insuperable ofensa a don Mario Moreno, quien con la genialidad que lo caracterizaba usaba el juego de palabras para atacar a políticos corruptos.
Basta acordarse de dos discursos pronunciados por Mario Moreno, uno frente a un grupo de trabajadores sindicalistas, o el otro frente a la Naciones Unidas. Solo un genio pudo articular tales alocuciones. Dejémonos de ofender a don Mario.
En cambio, Chávez se regodea hablando incoherencia, con el afán de acusar a otros de los fracasos de sus políticas internas y externas, aguantado solamente por la fuerza y el terror.
Muchos no se quieren dar cuenta de su bajísimo nivel intelectual y todavía le siguen haciendo reverencias.
¿Y QUIéN COGE PRESO AL PRESIDENTE?
Gustavo Ramos Mancheno
Ingrata y grotesca noticia que nos refieren los medios de prensa respecto a otra detención, equivocada o no, a un ciudadano en Machala acusado de insultar o hacer descomedidos gestos al Presidente mientras circulaba en caravana por las calles orenses.
No sabemos cuántos casos de este tipo han permitido la detención por horas a ciudadanos que expresan su libre y legal protesta al paso del Presidente; pero sí podríamos contabilizar cuántos ecuatorianos han sido en su momento ofendidos, insultados, remedados y denigrados por el Presidente en cada cadena nacional, o en cada oportunidad que ha tenido el mandatario para, abusando del poder, mostrar prepotencia e irrespeto a quienes piensan distinto a él y a su régimen. Demostrando con aquellas expresiones y actitudes total falta de dignidad, diplomacia.
Con esta reflexión y en base a la verdad preguntamos entonces: ¿Si hay tantas personas insultadas por el Jefe de Estado, quién coge preso al Presidente?
SENCILLA MISIÓN
Marco Cañar Montenegro
En un bus urbano de Quito, tuvo la mala idea de subir de pasajera, una abeja. El insecto causó conmoción y volaba esquivando manotazos. Trataban inútilmente de aplastarla; hasta que al fondo del repleto bus, apareció una mano callosa y arrugada que con delicadeza guió a la abeja hasta la ventanilla y la dejó libre.
Era un campesino, el único que sabía la importante misión que cumplen estos seres en la Tierra, misión que olvidamos sumidos en el resplandor de la gran ciudad.