Berlín. AFP
La conmoción suscitada por el suicidio del guardameta alemán Robert Enke, que sufría de depresión, relanza el debate sobre la dificultad de hablar de esta enfermedad que afecta a muchos deportistas pero que sigue siendo un tema tabú.
Enke, arquero de la selección y del club Hannover, murió el pasado martes al arrojarse a las vías de un tren, tras dejar una carta de despedida para su familia.
“En general, la presión y el estrés son el desencadenante de la depresión. Por una parte hay la presión externa y por otra las grandes expectativas con respecto a uno mismo”, explica el profesor Götz Mundle, especializado en la depresión y en el llamado ‘síndrome del trabajador quemado’.
“Todo ello conduce a una carga demasiado importante para el cuerpo y para la psique”, añade el médico, que dirige una clínica en la región de la Selva Negra, en el sur de Alemania. “Llega un momento en que la gente no puede continuar y cae enferma”.
Si el caso de Robert Enke es especialmente trágico, otros deportistas han pasado fases depresivas, como el caso de la atleta francesa Marie-José Perec, triple medalla de oro olímpica, que tuvo una crisis en los Juegos Olímpicos de 2000, abandonó la competición e ingresó en una clínica.
Más recientemente, el ex atacante estrella de la selección inglesa de fútbol, Paul Gascoigne, confesó que estaba bajo tratamiento por alcoholismo, toxicomanía, bulimia y depresión, y que había sido ingresado varias veces en hospitales psiquiátricos.
El ex internacional alemán del Bayern de Múnich, Sebastian Deisler, que dejó el profesionalismo a los 27 años, publicó un libro sobre su depresión.
La estrella del cricket inglés Marcus Trescothick reconoció haber escondido durante años su enfermedad. “Ni yo mismo entendía por qué estaba tan mal. ¿Como habría podido explicar algo que ni yo mismo entendía?”, se pregunta el deportista.
En general los que sufren depresión no revelan casi nunca su enfermedad. “Hasta el final tuvo miedo de que se supiera”, reveló la viuda de Robert Enke, Teresa, el miércoles pasado, un día después del suicidio de su esposo.
El psiquiatra del futbolista, el doctor Valentin Markser, también explicó que el guardameta de 32 años, favorito de la selección alemana para disputar el Mundial de Sudáfrica, nunca quiso hacer pública su depresión; llevaba seis años enfermo.
Los dirigentes de su club, el Hannover, tampoco sabían nada de los problemas de su jugador, uno de los pilares del equipo.
Según el profesor Mundle, la depresión es un problema de integración en la sociedad. “En el caso de Robert Enke, cabe preguntarse cuál habría sido la reacción del público: ¿un deportista está obligado a tener que vencer todos los desafíos?”.
Mientras tanto, la Organización de Futbolistas Profesionales de Alemania y la comisión de medicina deportiva de la Federación Alemana de Fútbol han exigido que se aumente la atención psicológica a los jugadores y que se aumenten los apoyos a quienes tengan dificultades de este tipo.
“La depresión en el deporte de élite es un tema tabú”, expresó Markser, quien dijo que su paciente temía por el futuro de su carrera si confesaba su dolencia.