En la primera reunión de Gabinete, el mismo día de su juramento, entregó a cada ministro un casco y un cronómetro en señal del ‘apremio’ con el que deben trabajar para reconstruir su país devastado por el terremoto. Piñera ha dicho que esta no es hora de armar comisiones, sino “hora de trabajar”.
Él asume con un plan de gobierno completo y un equipo de trabajo preparado para ejecutarlo, pues sabe, como todo buen empresario, que el tiempo es oro.
Deben reconstruir la infraestructura pública y las viviendas antes que llegue el invierno. Los chilenos están seguros que este Gobierno trabajará frenéticamente para que el país vuelva pronto a la normalidad.
Los organismos multilaterales de crédito confían en Piñera. Le han ofrecido toda la ayuda necesaria en condiciones favorables.
Finalmente, gracias al manejo prudente de la economía de parte de su antecesora, él hereda una economía sólida y reservas suficientes que le permitirán encarar la reconstrucción sin sacrificar los programas sociales.